Para detener su deterioro, mantenerlo en forma y posponer enfermedades como el Alzheimer, hay que retar a nuestro cerebro, recomendó Federico Bermúdez Rattoni, investigador emérito del Instituto de Fisiología Celular (IFC) de la UNAM.
Aprender otro idioma, estudiar música y leer libros que nos enseñen y nos hagan reflexionar, son ejercicios que lo ayudan a detener o retrasar procesos neurodegenerativos como la enfermedad de Alzheimer, afirmó el médico, psicólogo y doctor en neurociencias.
El científico explicó que la memoria es la retención de conocimiento; el aprendizaje es la adquisición de nuevo conocimiento; y la amnesia es la pérdida de la memoria.
Además, expuso que existen las memorias declarativas, que podemos declarar verbalmente, como ocurre con los hechos y los eventos que vivimos; mientras que las no declarativas se refieren a procedimientos, habilidades y hábitos.
Cuando la información llega al cerebro se forma la memoria de corto plazo, pero en los ensayos cerebrales se consolida la información y se forma la memoria a largo plazo.
Al aprender, hay cambios cerebrales
“La de corto plazo no necesariamente se mantiene en el cerebro, tiene una función inmediata y a veces se olvida; mientras que la de largo plazo es la que mantenemos durante buena parte de la vida, pues se refiere a procedimientos”, dijo.
Bermúdez Rattoni recordó a Santiago Ramón y Cajal –científico español que en 1906 recibió el Premio Nobel de Medicina por su trabajo sobre la estructura del sistema nervioso y de los procesos conectivos de las células cerebrales–, quien afirmó que “el ejercicio mental podría llevar a un crecimiento neuronal del cerebro”.
El investigador del IFC subrayó que:
“cuando aprendemos algo nuestras neuronas se conectarán de una manera más sencilla, y se podrán hipertrofiar (crecer) los circuitos neuronales”.
Asimismo, indicó que es posible que existan cambios en el cerebro con la experiencia, pues ésta lo modifica.
Las neuronas (células cerebrales), prosiguió, tienen unas prolongaciones llamadas axones, que generalmente comunican con las dendritas, unas pequeñas ramificaciones cortas dedicadas a la recepción de estímulos y a la alimentación celular.
Al entrar en contacto una neurona con otra se genera la sinapsis, que es la conexión entre ambas. “Todo lo que hacemos en este momento: ver, oír, poner atención a lo que digo, se reduce a esa comunicación”.
La sinapsis o comunicación neuronal se mantiene fuerte y activa entre más se utiliza el cerebro, por ello el aprendizaje estimula una buena memoria, reiteró.
Si tenemos experiencias o hacemos ejercicios mentales se propicia la plasticidad cerebral, cambios que pueden ocurrir debido a la experiencia o al funcionamiento del sistema nervioso, y que pueden ser permanentes en el sistema.