El Observatorio Nacional sobre Violencia en las Instituciones Educativas propuso la implementación de un acosómetro universitario para reconocer y denunciar el acoso sexual en las instituciones de educación superior, de acuerdo con la doctora Rosalía Carrillo Meráz, investigadora de la Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y fundadora del organismo constituido en 2011 por representantes de diferentes organizaciones con el apoyo de Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología.
Al participar en el VI Encuentro de discusión y análisis de estrategias de intervención a la violencia por motivos de género en las IES, la profesora subrayó que aquella por razones de género es la de mayor recurrencia, por lo que “me pareció importante hacer una revisión exhaustiva de las investigaciones que se están haciendo en México”, lo que le permitió constatar que de 2020 a 2022 hay más de 50 artículos sobre el tema y de ellos “la conceptualización de este fenómeno se refiere sólo al acoso y al hostigamiento sexual”.
A partir de esta inquietud “pensé en una propuesta para distinguir esas violencias sexuales acontecidas en los espacios estudiantiles”, trabajo que hizo durante la estancia posdoctoral en la Universidad de Guanajuato y de la cual surgió el acosómetro, en un “intento por reconocer e incitar a la comunidad femenina a que pueda denunciar y hacer visibles estas agresiones que por muchos años han pasado desapercibidas, tanto en el ámbito social como en el educativo”.
¿Cómo es el acosómetro?
El instrumento está inspirado en el ‘violentómetro’ del Instituto Politécnico Nacional (IPN), sólo que en este caso se abordan únicamente las intimidaciones sexuales, puntualizó.
Durante la mesa ‘Acoso y hostigamiento sexual’, reconoció que en las universidades se hacen esfuerzos por reconocer, denunciar y hacer visible la violencia por razones de género; sin embargo, persisten factores como una cultura de simulación, falta de campañas de prevención, ausencia de compromiso de la comunidad, desconocimiento de la perspectiva de género por parte de quienes imparten justicia en las instituciones y falta de proporcionalidad entre la sanción y el error cometido, que se da por el desconocimiento de la gravedad del fenómeno.
Carrillo Meráz expuso que el acosómetro establece cuáles son violencias leves, graves y muy graves. Las primeras son aquellas que causan incomodidad en las víctimas; las segundas, además de la molestia causan daño psicológico, es decir, generan miedo, ansiedad y trastornos del sueño, entre otros malestares; mientras que las terceras, aparte de las anteriores afectaciones provocan daños físicos, cuando se transgrede el cuerpo de las mujeres.
Tipos de violencias
De acuerdo con la propuesta, las violencias leves deben tratarse a través de la mediación y la conciliación, “empoderando a las estudiantes para que puedan hacer evidente que están siendo vulneradas; por ejemplo, si alguien opina sobre su cuerpo, que ellas puedan poner un alto de manera directa, porque nos hemos dado cuenta de que si esto se convierte en una denuncia para que las autoridades tomen decisiones se van a tardar meses”.
Las violencias graves corresponde atenderlas a las autoridades universitarias, junto con las unidades de género siguiendo los protocolos y la normatividad; mientras que respecto de las muy graves sólo se da aviso a la casa de estudios y “se va directamente al Ministerio Público”, porque son penalizadas en la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia.
El instrumento no fue generado al azar, sino que llevó varios meses de creación y se trabajó primero con más de 500 alumnas de diferentes universidades a quienes se planteó organizar las violencias entre las que causaban más y menos daño. En los grupos hubo muchas diferencias en cómo ordenarlas, por lo que se efectuaron numerosas sesiones de discusión hasta que se logró el orden formulado.
Además el planteamiento fue enviado a profesoras formadas con perspectiva de género que hicieron sus observaciones y aunque por diversas razones la Universidad de Guanajuato no lo publicó, ha sido retomado por algunas instituciones.