Tal vez en más de una ocasión al acercarte a un anciano hayas percibido un olor extraño que confundiste con sudor, falta de aseo, ropa sucia o dejadez de la persona; sin embargo, estabas en un error, pues el olor a anciano sí existe y empieza a los 30 años.
De acuerdo al químico José María Antón, investigador en biotecnología del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España, el olor a anciano no tiene nada que ver con el sudor u otros fluidos corporales, ni tampoco con la suciedad exterior.
«Lo causa el 2-nonelal, una molécula que se genera en la piel al oxidarse de forma natural los ácidos grasos de la barrera lipídica. El 2-nonenal huele realmente mal. Tanto que cuando abrimos una cápsula con esa molécula en el laboratorio, todo apesta», señaló.
También puedes leer: Sufren violencia 18.4% de los adultos mayores en la CDMX
El investigador precisó que el que haya unas cuantas moléculas malolientes diseminadas por toda la piel no es grave, y que este problema surge a partir de los 30 o 40 años, cuando se convierten en legión.
«Los cambios hormonales de la madurez traen como consecuencia un aumento en la producción de lípidos en la superficie de la piel. Paralelamente, se va reduciendo nuestra capacidad antioxidante natural. El resultado es que aumenta exponencialmente esa peroxidación, se genera más 2-nonenal y el cuerpo huele cada vez peor. Es ese olor desagradable que se nota en los asilos, por muy limpios que estén”, indicó el investigador a El País.
Precisó que a diferencia del sudor, los lípidos no son solubles en agua, de ahí que el mal olor relacionado con los ácidos grasos sea tan complicado de eliminar.
José María Antón indicó que la pérdida de nuestra capacidad olfativa nos impide notar el olor. A medida que envejecemos -dijo- vamos perdiendo capacidad olfativa. “No olemos al vecino que huele mal, pero tampoco esas rosas recién cortadas del jardín”.
Con información de El País.