Javier Velázquez Moctezuma, profesor-investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), señaló que las personas deben dormir al menos siete horas diarias para evitar obesidad, diabetes, hipertensión arterial, males cardiovasculares y cáncer.
El investigador del Departamento de Biología de la Reproducción de la Unidad Iztapalapa advirtió que está demostrado que menos horas de sueño llevaría a la obesidad y la diabetes, al afectar genes asociados a los ritmos circadianos, el estrés oxidativo y el metabolismo.
El especialista expuso que dormir lo suficientes resulta fundamental para una salud adecuada. En México -dijo- alrededor de 45% de la población padece algún trastorno del sueño, sobre todo insomnio y problemas respiratorios.
Al añadir a quienes por decisión personal duermen poco, la proporción de mexicanos con afectaciones alcanza 60%, por lo que se trata de una situación grave en términos de salud pública.
Refirió que de acuerdo con el Consenso de la Academia Americana de Medicina del Sueño, las personas deben dormir “al menos siete horas para alejarnos de la enfermedad” y evitar riesgos.
Esto no significa que “si sólo dormimos seis horas amaneceremos al día siguiente con un problema cardiovascular (…) pero si adoptamos la conducta de hacerlo menos de siete horas (…) nos acercaremos más a la enfermedad”, que se manifestará en síndrome metabólico, diabetes, hipertensión, problemas cardiovasculares, cáncer, deterioro de la respuesta inmune y alteraciones mentales, entre otras.
La vigilia por más de nueve horas es adecuada en niños y adolescentes, “pero no se han encontrado datos firmes de que esto promueva la salud” ni dormir de más es sinónimo de estar más sano.
Dispositivos tecnológicos afectan la calidad del sueño
El doctor Velázquez Moctezuma señaló que el uso de dispositivos tecnológicos –teléfono celular, computadora y televisión– tiene impacto directo en las horas de sueño por la costumbre de llevarlos a la cama y mantenerse expuesto a la intensa luz que emiten, propiciando que el cerebro se active y sea difícil alcanzar el sueño.
Esta creciente costumbre afecta principalmente a niños que ahora duermen en promedio dos horas menos de lo que necesitan, contra 11 o 13 horas indispensables en edad preescolar y nueve u 11 horas durante la primaria.
Esta situación tiene una tendencia a profundizarse, por lo que “es importante que quienes nos dedicamos a la medicina del sueño hagamos énfasis en tratar de revertir dicha tendencia y que no se siga sacrificando tiempo de sueño en función de la utilización de dichos aparatos”.
Es urgente tomar medidas de salud pública para atender los trastornos del sueño y de esta manera contribuir a disminuir los índices de enfermedades como las mencionadas.
Este asunto “no se resuelve nada más con generar políticas públicas” sino que además es fundamental “lo que todos hagamos en la casa, el trabajo, la escuela, así como los estilos de vida personales que elijamos”.