El consumo excesivo de sal puede aumentar la tensión arterial, y una tensión arterial muy alta puede contribuir a provocar infartos al corazón o cerebrales, e insuficiencia cardíaca aseguró Raúl Sanchón Rodríguez, especialista en Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario del Henares (Madrid)
El especialista también mencionó que se ha relacionado el abuso en el consumo de sal con enfermedades como la osteoporosis (y por tanto, las fracturas óseas en personas de edad avanzada y particularmente en mujeres postmenopáusicas), con los cálculos renales, con el empeoramiento del asma, e incluso con algunos tipos de cáncer.
A pesar de todo, el experto destaca que la sal es fundamental para el cuerpo humano, si bien advierte de que no se necesita mucha cantidad para que éste funcione correctamente.
Entre sus funciones, se encuentra la de ayudar a controlar la cantidad de agua de nuestro cuerpo, y la de colaborar en la transmisión de los impulsos nerviosos y en la relajación muscular.
La retención de líquidos
Sanchón Rodríguez señaló que otro de los problemas que surge con el exceso de sal en el cuerpo es que, generalmente, ésta es eliminada por el riñón, si bien hay personas que ‘retienen sal’ y, con ello, presentan edemas, una hinchazón por acumulación de líquidos, sobre todo en las piernas, que aparecen de forma intermitente y que no tienen una enfermedad cardiaca, renal o hepática que lo justifique.
«Esto parece ser más frecuente en mujeres, sobre todo si presentan sobrepeso u obesidad, y a veces asocian grandes fluctuaciones de peso durante el día o en periodos de días o semanas. No se conocen exactamente las causas de esta mayor retención de sodio y de líquidos en estas personas aparentemente sanas, pero para intentar mejorar esta situación es importante tratar la obesidad, si existe, hacer ejercicio físico regularmente, y seguir una dieta baja en sal», señaló.
Añadió que no deberían emplearse fármacos diuréticos para arreglar esta situación, ya que «no mejoran el cuadro sustancialmente y pueden producir efectos secundarios importantes».
Explicó que cuando hay un exceso de sodio, el riñón no puede eliminarlo y esto hace que aumente el contenido de agua dentro de los vasos sanguíneos y, por lo tanto, que la tensión arterial suba, lo que, a largo plazo, puede conducir a problemas de infarto o de insuficiencia cardiaca, ya que el corazón necesita realizar un mayor esfuerzo para mover la sangre.