Guadalupe Ponciano Rodríguez, especialista en tratamiento de adicciones de la Facultad de Medicina de la UNAM, indicó que las personas que fuman tienen el doble de riesgo de desarrollar infecciones respiratorias en donde también se incluye, por supuesto, el COVID-19.
“Sabemos que en el humo de tabaco se encuentran múltiples compuestos químicos que al inhalarse provocan un estado de estrés oxidatorio crónico en el aparato respiratorio del fumador, hay inflamación y daño en áreas tan importantes como los alveolos (donde se lleva a cabo el intercambio gaseoso y el oxígeno que respiramos pasa a la circulación sanguínea)”, indicó.
Y añadió: “La exposición crónica a estos compuestos debilita los mecanismos de defensa pulmonar, desde los celulares hasta la producción de anticuerpos y otros, como la limpieza mucociliar que es fundamental pues ayuda a que el moco no se acumule y constituya un medio de cultivo para bacterias así como a atrapar y ‘barrer’ bacterias, partículas y cuerpos extraños. Es por esto que el aparato respiratorio del fumador no puede defenderse adecuadamente de los patógenos como el coronavirus”.
Precisó que las personas fumadoras crónicas corren mayor riesgo de padecer enfermedades respiratorias como enfisema, bronquitis crónica, e infecciones respiratorias, lo que reduce su capacidad pulmonar y daña la estructura del aparato respiratorio como en el caso del enfisema, en donde se observa la destrucción del tejido alveolar, que potencia enormemente el riesgo de sufrir una enfermedad grave al contagiarse de COVID-19.
Se ha observado que quienes fuman y llegan a contraer la enfermedad, tienen peor pronóstico que los no fumadores. Un estudio de mil 99 pacientes realizado en China identificó que 173 de ellos presentaban síntomas severos, de los cuales eran fumadores el 16.9% y exfumadores el 5.2% . De los que necesitaron ventilación mecánica o fallecieron, el 25% eran fumadores y el 7.6%, exfumadores.
La especialista precisó que la cuarentena es un buen momento para dejar de fumar ya que la convivencia familiar en espacios cerrados puede agravar la exposición de niñas, niños y grupos susceptibles, como mujeres embarazadas y personas adultas mayores, al humo de tabaco ambiental o humo de segunda mano.
Consejos para dejar de fumar:
- Realiza tu mejor esfuerzo para dejar de fumar. Ahora que no afrontas la presión del trabajo, el tránsito, o las aglomeraciones, te será más sencillo. Fija una fecha y ese día no consumas ningún cigarrillo, trata de distraerte, realiza ejercicio físico, lee, toma agua, y continúa en abstinencia. Busca información y videos de apoyo en internet y verás que puedes lograrlo.
- Si no te es posible dejarlo, al menos reduce el número de cigarrillos que consumes diariamente, lo recomendable es que reduzcas a la mitad. Lleva control estricto de cuántos fumas al día y una vez establecido tu límite menor, nunca lo sobrepases.
- No fumes en espacios cerrados. Trata de utilizar espacios abiertos como la azotea, el jardín, garage, etc. Si esto no es posible entonces ventila adecuadamente el lugar donde fumas. Mantener un ambiente 100% libre de humo de tabaco en tu vivienda es la medida más importante para proteger la salud respiratoria tuya y de tu familia.
- Nunca fumes cerca de niños, ancianos, mujeres embarazadas o personas enfermas.
- Lava tus manos con agua y jabón, al menos durante 20 segundos, antes de fumar. Recuerda que puedes contaminar los cigarros que te llevas a la boca. Trata de no manipular tu cajetilla con las manos sin asear, si es necesario, límpiala con una toalla desinfectante o con alcohol en gel.
- Hidrátate adecuadamente (de cuatro a ocho vasos de agua al día) y lleva una sana alimentación para resistir la infección por COVID-19.
- Si tienes algún síntoma respiratorio como tos, escurrimiento nasal o falta de aire, inmediatamente deja de fumar y acude con tu médico.