El riesgo de transmisión de COVID-19 existe, tanto en ambientes fríos y húmedos como en calientes y secos.
Orlando Guzmán López profesores del Departamento de Física de la Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) citó un artículo publicado recientemente por científicos de las universidades de Santa Bárbara y Stanford.
De acuerdo con él las gotas grandes de saliva llegan a mayor distancia cuando el entorno está más húmedo y frío, acortándose si la temperatura es alta.
Mientras que en el caso de los aerosoles sucede lo opuesto y el riesgo de contagio aumenta en circunstancias en las que el aire está caliente y seco.
“Por otro lado, si lo que queremos es defendernos de los aerosoles cuando el aire estuviera caliente y seco, lo que ayuda es evitar lugares cerrados o pasar mucho tiempo encerrados con mucha gente y es fundamental ventilar las habitaciones”, dijo.
Por su parte, Pedro Díaz Leyva sostuvo que los virus son material genético cubierto de un envoltorio de proteínas que necesitan forzosamente estar en un medio de agua para no perder su integridad estructural.
“Lo cierto es que son muy sensibles a agentes químicos, incluidos jabón, alcohol, cloro, antisépticos y a temperaturas altas que, si son de unos 30 grados, los desactiva, al igual que cuando están expuestos a la radiación del sol”.
Sin embargo, a temperaturas menores de diez grados, esas capas de agua pueden permanecer por más tiempo, aunque depende de la naturaleza de la superficie donde se encuentren.
“Los virus no persisten mucho en el cobre, el latón o el bronce, pero en cartón, tela, papel, piedra e incluso la piel humana que conservan humedad, se ha visto que pueden preservarse activos hasta por 28 días si están a 20 grados de temperatura, en promedio, de ahí la importancia del lavado de manos y la desinfección de los espacios”.
El doctor Rodrigo Sánchez García explicó que los aerosoles se refieren a la mezcla del virus con pequeñas gotas en el aire que pueden flotar por largas distancias y horas, lo que llega a causar infección después de la inhalación.
“Un aerosol se mueve junto con el aire, es decir, una corriente lo arrastra; otra de sus características es que experimenta algo llamado difusión, que significa que se esparce a partir del volumen de aire que tenga disponible”.
Finalmente, Silvia Hidalgo Tobón afirmó que cuando alguien habla, estornuda o tose expulsa una serie de gotitas de saliva que si se ve desde el punto de vista de la física provoca la confluencia de muchas fuerzas.
Los académicos del Departamento de Física de la Unidad Iztapalapa coincidieron en que es necesario seguir alertas y mantener las medidas de higiene, sana distancia y uso de cubrebocas.