Alrededor del 25% de los jóvenes del mundo sufre problemas de salud mental debido a la pandemia de COVID-19, según un estudio realizado por la Universidad de Calgary, en Canadá.
La investigación estimó que uno de cada cuatro jóvenes experimenta síntomas de depresión clínicamente elevados; mientras que uno de cada cinco presenta síntomas de ansiedad, también elevados.
Se trata de un análisis mucho más grande que reúne datos de 29 estudios, en los que participaron 80 mil 879 jóvenes de diferentes países. Los resultados se publican en la revista JAMA Pediatrics.
De acuerdo con la investigación de la Universidad de Calgary, los síntomas de depresión y ansiedad se duplicaron en niños y adolescentes en comparación con la época anterior a la pandemia.
“Las estimaciones muestran que uno de cada cuatro jóvenes en todo el mundo experimenta síntomas de depresión clínicamente elevados, mientras que uno de cada cinco tiene síntomas de ansiedad clínicamente altos”, subrayó la investigadora Nicole Racine.
Agregó que lo más alarmante de los resultados obtenidos es que dichos síntomas suelen agravarse con el tiempo.
El metanálisis (que incorpora 16 estudios de Asia oriental, cuatro de Europa, seis de América del Norte, dos de América Central y del Sur y uno de Medio Oriente) también muestra que los adolescentes de más edad y las chicas experimentan los niveles más altos de depresión y ansiedad.
“Sabemos por otros estudios que los índices de depresión y ansiedad en los jóvenes tienden a fluctuar con las restricciones (por el coronavirus)”, afirmó Sheri Madigan, otra de las autoras, quien señaló que cuando se imponen más restricciones, los índices suben.
Confinamiento prolongado
“Estar socialmente aislado, alejado de sus amigos, de sus rutinas escolares y de las interacciones sociales ha demostrado ser muy duro para los niños”, comentó Madigan.
La autora relató que, cuando comenzó la COVID-19, la mayoría de la gente pensó que sería difícil al principio, pero que los niños y jóvenes estarían mejor con el tiempo a medida que se adaptaran y volvieran a la escuela.
Sin embargo, Madigan apuntó que el confinamiento “se prolongó durante más de un año y para estos (jóvenes) es un periodo realmente importante en sus vidas”.
Racine agregó que, para muchos adolescentes, esa pérdida fue especialmente impactante, pues “una vez que entras en la adolescencia empiezas a diferenciarte de los miembros de tu familia y tus compañeros pueden llegar a ser tu fuente más importante de apoyo social”.
Los adolescentes de más edad se perdieron acontecimientos vitales, como graduaciones, eventos deportivos y diversas actividades para alcanzar la mayoría de edad.
“Estos chicos no se imaginaban que cuando se graduaran, nunca llegarían a despedirse de su escuela, de sus profesores o amigos, y hay un proceso de duelo asociado a eso”, indicó Racine.
Los elevados síntomas de salud mental en los jóvenes están aumentando y eso es un problema que no debe subestimarse.
Se trata de un desajuste para ellos porque no pueden predecir cómo será su entorno, y “sabemos que cuando su mundo carece de previsibilidad y control, su mente se resiente”.
Por eso, las científicas recomendaron más apoyos en este campo de la salud mental para niños y adolescentes en estos momentos de necesidad.