Cifras del Inegi señalan que en 2022, 8 mil 123 personas terminaron con su propia vida en México; este 2024, de cara a la conmemoración del Día Internacional del Prevención del Suicidio, que se realiza cada año el 10 de septiembre, Paola Colunga, profesora del Departamento de Psicología y psicoterapeuta de la Ibero, compartió algunas señales que podrían ayudar a detectar a una persona con pensamientos suicidas.
Asimismo, aclaró que una persona que no logra detectar a tiempo estas señales no debe responsabilizarse ni sentir culpa cuando alguien fallece por suicidio.
“Estas señales no son tan fáciles de distinguir cuando no se está entrenado o cuando no se está sensibilizado”, comentó.
Estas señales son:
- De pronto se aíslan mucho o abandonan actividades que antes disfrutaban, incluso podría bajar su rendimiento académico si hablamos de estudiantes
- La persona empieza a hablar mucho de la muerte
- Hay cambios en el estado de ánimo
- Pueden regalar posesiones y a sus mascotas
- Hay cambios en los hábitos de sueño y alimentación
“Pueden empezar a dormir mucho más o menos de lo normal; tanto dormir mucho como dormir poco puede ser un indicador”, dijo la Mtra. del Departamento de Psicología: “Comer demasiado o dejar de comer también representan señales de que algo está pasando, no necesariamente relacionado con el suicidio, pero sí de que se está padeciendo algún malestar psicológico”, aseveró.
¿Y cómo saber si yo estoy teniendo ideas suicidas?
Paola Colunga solicitó poner atención también a la importancia de la introspección en temas de salud mental y prevención de suicidio, ya que a veces resulta más complicado “distinguir lo que nosotros mismos estamos pasando y que quizá percibimos en los demás de manera más sencilla”.
“Si de pronto siento que un problema me está abrumando muchísimo, y no veo una salida, ese puede ser indicador”, advirtió la entrevistada, quien explicó que ante las dificultades, las personas suelen contar con una gama de posibilidades para hacerles frente, y que al no hallarlas y ver que “el túnel se cierra”, quizá es momento de buscar ayuda.
“También, si estoy pensando todo el día en la muerte, si le estoy dando vueltas y vueltas a pensamientos sobre mi propia muerte, o la de los demás, ahí hay otro indicador”, señaló Colunga.
Autoaislarse, sentir “desconexión” de las y los demás y evitar el contacto social a toda costa, “o sentir que no puedo hablar de lo que siento con nadie porque no me va a entender o me va a ‘dar la vuelta’, porque mis problemas no son tan importantes, porque hay personas que la pasan peor y yo no tendría por qué quejarme, también pude ser un indicador”, explicó la especialista.
De igual manera, la profesora de la Ibero pidió estar atentos a nuestras emociones, porque repentinos cambios de humor y constantes altibajos son claras señales de que algo podría estar ocurriendo con nuestra salud mental.
¿Qué hacer para mejorar la salud mental?
Aunque conversar sobre los problemas y pensamientos y emociones negativas con una persona de confianza puede ser útil, “el problema es que alguien que está teniendo muchas dificultades a veces ya no se siente cercano a los demás”, advirtió la psicoterapeuta.
“En muchas ocasiones, la primera estrategia es acercarse a la persona y preguntarle cómo la está pasando, si hay algo que le preocupa o cómo se siente, hacerle saber que le escuchamos y recordarle que hay profesionales que pueden brindarle la ayuda adecuada”, puntualizó.
La profesora señaló que la salud mental nunca debe ser dejada a un lado; sin embargo, lamentó que muchas veces le damos importancia “hasta que nos sentimos mal” cuando el cuidado debería contemplar también la prevención.
Sobre las y los estudiantes universitarios, Colunga pidió estar al pendiente de su bienestar, toda vez que atraviesan por una etapa de transición de la adolescencia a la vida adulta en la que enfrentan cambios como la adaptación a la vida escolar, la elección de carrera y la pertenencia a nuevos grupos sociales.