Los aerosoles –mezcla de virus con pequeñas gotas en el aire que pueden flotar por largas distancias y horas– son una de las principales fuentes de transmisión del SARS-CoV-2.
“Esas partículas suspendidas se han estudiado como un fenómeno físico en el que se analiza la manera en que se mueven y flotan y cómo las gotas se van evaporando”, aseguró el especialista Fernando del Río Haza.
El profesor emérito de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) consideró que –en la práctica– hay más riesgo de una mayor expulsión de gotas de saliva al hablar, cantar o reír que al estornudar, debido a que la población está acostumbrada a cubrirse con un pañuelo o el ángulo interno del brazo.
“El número más grande de casos detectados de contagio adquirido por aerosoles tiene que ver con lugares donde no había gente con síntomas claros o que se la pasara estornudando, por eso, al salir de casa debería ser obligatorio ponerse el cubrebocas y si llega al hogar una persona que no es del núcleo familiar estable, debe usarlo”.
Por su parte el doctor Pedro Díaz Leyva señaló que la permanencia de los aerosoles en el ambiente depende de la temperatura y las condiciones de humedad.
En el calor, las gotas que se excretan en estornudos y al toser se evaporan y podrían no llegar a grandes distancias, sin embargo, en temporadas frías pueden durar horas y alcanzar distancias de varios metros.
“Las gotitas pueden expelerse a través de la boca y la nariz e incluso, el hecho de respirar provoca que podamos emitirla. Se han registrado diversos contagios derivados de las reuniones familiares, porque al estar concentrados en lugares cerrados, el ambiente se llena de aerosoles expelidos a través de hablar o reír, de ahí la importancia de ventilar los espacios”.
Díaz Leyva sostuvo que los virus necesitan forzosamente estar en un medio de agua para no perder su integridad estructural.
Pero son muy sensibles a agentes químicos, como jabón, alcohol, cloro, antisépticos y a temperaturas altas que, si son de unos 30 grados, los desactiva.
“No persisten mucho en la cerámica, el metal y el latón, pero en cartón, tela, papel, piedra e incluso la piel humana que conservan humedad, se ha visto que pueden preservarse activos hasta por 28 días si están a 20 grados de temperatura, en promedio”.
Como medidas de prevención, el doctor Rodrigo Sánchez García enfatizó que el cubrebocas debe proteger tanto nariz y boca para evitar que gotas contaminadas ingresen por las vías respiratorias.
“Además, es necesario tomar otras acciones como la limpieza de superficies con agua y jabón o cloro y el frecuente lavado de manos, en especial, si se estuvo en riesgo de tocar un espacio contaminado”, expresó.
Los especialistas insistieron en la importancia del uso correcto del tapabocas y que sea de un material de tres capas, de fibras muy finas y juntas en el entramado para prevenir el contagio.