No dudo que los que hayan leído el título del tema de hoy de este espacio, de pronto sintieron alegría e hicieron algún gesto de felicidad, algunos otros, quizá muy pocos, de curiosidad, enojo o frustración; pero les aclaro que la frase solo corresponde a la despedida que hizo hoy el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), al término de su conferencia mañanera.
Dicen algunos especialistas en comunicación, y no hay razón para refutarlos o para no tomarlos en cuenta, que el presidente, tiene la “virtud” de comunicar y de transmitir mensajes «efectivos», la mayoría cargados de sentimientos, que llegan a la mente de la población y pueden convencer, aunque sea por muy poco tiempo; este método lo usó en la campaña presidencial, y precisamente porque las campañas son en tiempos cortos, logran «convencer» a los votantes.
Y en esa operación las redes sociales, como nuevos canales de comunicación, permitieron a López Obrador conectar con sus seguidores y ganar la contienda electoral; esa comunicación la ha querido seguir durante los primeros meses de gobierno que lleva, pero ya no tiene el mismo efecto porque la mayoría de la población, incluida la de Morena, se ha decepcionado, ya que el mandatario ha abusado de sus discursos y no aterriza prácticamente ninguno en cada uno de los ejes de gobierno, para beneficio de los mexicanos.
En México hay 80.6 millones de internautas y 86.5 millones de usuarios de comunicaciones móviles, de los que el 95.3%, la mayoría, usan un smarthphone; esos datos y recursos fueron muy bien usados por el mandatario nacional; pero el grave error, y eso ya viene a cobrarle la factura, es que ahora quiere comunicar como si anduviera en campaña; sin que sus frases y discursos tengan un respaldo y sustento de acciones en obras públicas y en la vida de los mexicanos.
Para no ir muy lejos, el informe que AMLO que presentó hace unos días fue un claro ejemplo de que su discurso ya no es convincente, y ya es, sin caer en exageración, odiado por mucha gente; lo que ahí se informó de inmediato fue cuestionado por todos los sectores de la sociedad, cuestionamientos que mayoritariamente se hicieron en las “benditas redes sociales” y medios digitales.
La crisis de Coronavirus ha potenciado el sentimiento entre los mexicanos de que la política que AMLO quiere seguir para gobernar a 130 millones de mexicanos es errónea, porque aunque en su gabinete existan personas con la capacidad para aportar y tratar de gobernar bien grandes áreas como la económica o la de salud, simplemente se hace lo que él dice y la agenda política la quiere marcar desde las mañaneras.
Los mexicanos vamos a padecer hambre dentro de muy poco, vamos a sufrir, muchos otros problemas sociales que tanto el gobierno actual como anteriores nunca quisieron resolver y atender, como los servicios de agua potable, drenaje, buen sistema de salud, vivienda, etc. Por ahora, ante la crisis de pandemia y económica, la urgentísima tarea para AMLO y los 32 gobernadores, es echar a andar un programa nacional de despensas para los mexicanos que empiecen a padecer hambre, y más adelante, un programa nacional de empleo temporal, porque en México no sólo no se consiguen empleos, sino que ya se perdieron 346 mil 878. La idea absurda de AMLO de crear 2 millones de empleos en esta crisis de salud solo fue una de esas tantas frases demagógicas que no tienen ningún sustento.
El clímax no político… Y los senadores haciéndole segunda al presidente… pero no hay nada más absurdo que descartar que México puede y debe solicitar prestamos y endeudarse para atender a los infectados por el Covid-19 o para atender las otras crisis que se verán, como la falta de alimentos para la población. Sorprende la actitud de Ricardo Monreal Ávila, Presidente de la Junta de Coordinación Política en el Senado de la República (Jucopo), porque él sí sabe un poco más de política y sabe que en tiempos de crisis se puede y se debe echar mano de todo.
Parece que don Monreal está dispuesto a hundirse en el mismo barco que va su jefe político y también parece que se le está alejando la idea de ser de los escogidos para encaminarse a la presidencia de la República. Por el momento, querido lector, es todo.