Cuando se nos prometió un cambio hacia una “Cuarta Transformación”, nos mintieron. Esa transformación no era y no es de progreso, es un retroceso, no se ve a futuro benéfico para los mexicanos. Volvemos al pasado.
El Gobierno de México sigue apostando por ser más prehistórico, avasallando ideas más productivas que podrían llevar al país a la autosustentabilidad, sin daños al ambiente y con energías más limpias. Sin embargo, hoy se apuesta por el petróleo -que no vale o cotiza como antes- y el carbón.
A lo largo del tiempo, en México se generaba confianza para inversiones extranjeras y la creación de empleos, hoy eso es incierto porque en cualquier momento cae la bofetada del “líder” y juez de la 4T. Habrá quienes celebrarán y aplaudirán esta regresión como un triunfo nacionalista.
El rescate de las empresas energéticas del Estado no debería hacerse a costa del medio ambiente y en contra del mundo, violando leyes y acuerdos. Pero, por si fuera poco, se apuesta a revivir a la ya muerta empresa de Pemex.
A costillas de los mexicanos serán las consecuencias: energía eléctrica cara, gasolinas caras, todo más caro. Millones de mexicanos no podrán aprovechar los beneficios de 44 proyectos de generación de energía limpia en 18 estados, que eran contemplados para un futuro.
Todo eso a consecuencia para que la CFE pague los 128 mil barriles diarios de combustóleo que Pemex produjo en marzo, pero que no puede exportar porque nadie los quiere comprar.
Y vamos más para atrás: el presidente busca establecer una época ferroviaria más grande que la del Siglo XX, con la construcción de más trenes.
El Tren Maya no es el único proyecto ferroviario de pasajeros de la “Cuarta Transformación”. El diario El Universal ha detallado puntualmente el beneficio-costo de los próximos siete nuevos ferrocarriles que buscan introducir. Todos conectados a las obras capricho (Tren Maya y Santa Lucia).
En todos los proyectos se mantiene secrecía, pero como se detalla en las investigaciones del diario, se pierden millones de pesos y no ganamos. El gobierno de López Obrador sigue demostrando cuál es la verdadera transformación que busca. Vemos a otro Díaz en el poder, con sueños de reelección.
Por lo pronto, la Agencia Reguladora de Transporte Ferroviario (ARTF) pretende gastar millones de pesos a partir del 21 enero de 2021 para licitar entre empresas especializadas los estudios de preinversión requeridos, y así maromear para certificar con el visto bueno de AMLO.
Los problemas son graves y las soluciones son complejas. Sin embargo, la rigidez con la que se le permite a estos proyectos avanzar mientras que el país atraviesa estas crisis es un verdadero peligro para la población.
La 4T no quiere innovar, no busca un cambio de rumbo que tanto le hace falta al país. Regresamos, así, al pasado, al pasado pejista. Por el momento, querido lector, es todo.