Esténtor Político
Estamos en la última semana de diciembre y también es el último diciembre que México tendrá como presidente a Andrés Manuel López Obrador (AMLO), ya que se encuentra en la recta final de su sexenio; y, a decir de lo que todos vivimos y vemos diariamente, -con la terca realidad que no se puede ocultar ni con mentiras lanzadas todos los días desde Palacio Nacional-, los problemas que sufría México han crecido y no hay algún viso de que el 2024 vaya a ser diferente o que en el semestre restante del obradorismo cambie el país.
En estos cinco años de administración morenista, caracterizada como un ‘gobierno de las mentiras’, millones de personas, 46.8 millones de mexicanos pobres, han vivido al día, sin la posibilidad de hacer algún ahorro y menos tener certeza sobre sus ingresos por la falta de empleo; pero, además, sin contar con buena atención de salud o no tener recursos económicos suficientes para comprar la canasta básica de alimentos, por lo que la brutal desigualdad, el que unos tengan todo y muchos tengan poco o nada, sigue matando a muchos mexicanos sumergidos en la pobreza y la miseria.
Veamos algunas cifras que ilustran lo dicho en párrafos anteriores. El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) dio cuenta que al cerrar el tercer trimestre de 2023, los mexicanos, en todas las modalidades de empleo informal, aumentaron a 680 mil respecto al mismo periodo de 2022, ubicando a un total de 32.6 millones de habitantes, lo que representa el 55.1% de la población ocupada en México; y, al hablar de las tasas más altas de informalidad laboral se reportó a Oaxaca con 81.5%, Guerrero con 77.4% y Chiapas con 75.4%.
En cuanto a la pobreza, con cifras de la Medición de Pobreza 2022 del Coneval (Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social), nuestro país tiene 46.8 millones de personas pobres, de las que 37.7 enfrentan pobreza moderada y los 9.1 millones restantes sufren pobreza extrema a pesar de que el gobierno ha hecho alarde de reducción; sin embargo, se ha asegurado que el 23% de los hogares con los ingresos más bajos que recibía, en 2018, alguna ayuda, en 2022 se redujo la proporción a 9%, por lo que los programas sociales de la 4T llegan menos a las personas que más lo necesitan.
López Obrador se montó en el poder con la promesa de un cambio, de resolver los problemas del país y que en primer lugar estaban los pobres; hoy, a cinco años de su gestión nada de eso ha sucedido, él da pescado (que más bien son charales) en lugar de enseñar a pescar, y esto es así porque las familias deberían dejar de ser pobres pero al tener un empleo bien remunerado, mejor educación y de calidad para sus hijos y atención a la salud. Con las ayudas de los programas sociales no se sale de la pobreza, es cierto que ayudan, pero al final del día sólo son mejoralitos y paliativos y no un ataque serio contra ese lastre social.
Otros de los grandes problemas que AMLO no pudo combatir es la inseguridad y la violencia que amenazan diariamente la vida de los mexicanos; la violencia se ha incrementado aunque de manera constante, desde el circo de Palacio Nacional, se diga lo contrario y se defienda la estrategia de seguridad con la ya fracasada política de «abrazos no balazos.» Según el reporte de TResearch se indica que hasta el 26 de diciembre se registraron 29 mil 838 homicidios, cifra con la que el país está cerca de rebasar el umbral de los 30 mil asesinatos por año; además, señala que en lo que va del sexenio México contabiliza más de 175 mil homicidios, razón por lo que será la administración más violenta en la historia del país.
El obradorismo morenista tiene contados los meses y ha acumulado más errores que aciertos, errores que han polarizado al país y ocasionado terribles crisis que no pudo atacar con prontitud y oportunidad a pesar de tener todo el poder político y económico para hacerlo; el presidente ha sido criticado por enfocarse en sus proyectos faraónicos como el Tren Maya que ha generado preocupaciones ambientales y financieras; también por su tensa relación con los medios de comunicación y los empresarios al buscar controlarlos a como diera lugar.
AMLO en 2018 traía síntomas de la grave enfermedad de la “ambición de concentrar todo el poder” que pudiera; tras los síntomas vino la enfermedad crónica y ésta se va a retirar con él pero deja graves secuelas y daños al tejido social. Se va sin comprender que su “popularidad” responde a que muchos mexicanos se han sentido marginados por décadas de las políticas elitistas de la clase rica a la que él mismo pertenece le guste o no.
Su ambición de concentrar todo el poder que pueda y su falso populismo han generado graves divisiones en la sociedad y polarización política y social, mismas que, tarde o temprano, cobrarán factura a quien continúe con su legado de un mal gobierno, autoritario y antidemocrático; al fin y al cabo, un gobierno no al servicio de los pobres, si no al de los ricos. Por el momento, querido lector, es todo.