Esténtor Político
Ya mucho se ha hablado de la tragedia en la Línea 12 del Metro, del lunes 3 de mayo, donde perdieron la vida, según cifras oficiales, 26 personas, pero hay 15 que aún siguen desaparecidas; además, hubo cerca de 100 capitalinos lesionados y algunos aún se debaten entre la vida y la muerte. El tamaño de la tragedia la hace la mayor crisis que ha tenido que enfrentar el Gobierno de la Ciudad de México, misma que le genera bastante ruido en las aspiraciones políticas de su titular, pero sobre todo, sigue exhibiendo a los morenistas como malos y pésimos gobernantes.
A cuatro días del lamentable hecho muchos son los cuestionamientos que se hacen a la autoridad federal, pero sobre todo al Gobierno de la Ciudad de México que encabeza la doctora Claudia Sheinbaum Pardo. Algunos de los aspectos que interrogan, sobre todo los familiares de los fallecidos, son: 1) ¿Por qué el gobierno de la ciudad no apoyó de manera inmediata a las familias para gastos funerarios o de indemnización?, 2) ¿Por qué se ‘protege’ a la directora del Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro y no mereció ninguna sanción?, 3) ¿Quién es el culpable de que las líneas no se les dé mantenimiento adecuado y a tiempo, aún y cuando hubo denuncias ciudadanas muy explícitas de fisuras en las columnas de soporte de la L12; además de que se avisó formalmente por parte del Sindicato de Trabajadores del Metro de falta de mantenimiento?, y 4) ¿A quién se pretende proteger con la inacción oficial?
Lo primero que hay que señalar es que todo gobierno, del nivel que sea, tiene un ‘Manual de Crisis’ ; en ese documento, que como su nombre lo dice se consulta y ejecuta de manera inmediata tras un problema que necesita atención especial o de crisis. El contenido del manual ‘obliga’ a cualquier autoridad prestar auxilio a las personas que se hayan visto perjudicadas; por ejemplo, atención médica al instante y apoyo a sus familiares en caso de desgracia. También se requiere, en lo inmediato, una explicación clara sobre el origen del problema sin ocultar nada, y de ser necesario, inmediatamente o en los próximos días, si hubo responsabilidad de alguien para sancionarlo; claro está, debe hacerse previamente, pero de manera rápida, una investigación minuciosa del hecho.
La información oficial y extraoficial que hasta hoy se ha generado es suficiente para afirmar que el gobierno de la Ciudad de México no atendió adecuadamente la crisis y, por el contrario, se le generaron más problemas, en primer lugar una inconformidad social de alto impacto por parte de los familiares de los afectados y de una parte importante de los usuarios del Metro.
Por ejemplo, al siguiente día de la desgracia, desde las 6 de la mañana, un grupo de habitantes de la alcaldía Tláhuac se presentó a las afueras de Palacio Nacional para exigir ayuda y para pedir explicación de los hechos para que en el futuro no haya ni una muerte en el Metro; de hecho en la red social Twitter se difundió, con cerca de 100 mil mensajes, el hashtag #NoMásMuertesEnElMetro. Los inconformes no fueron escuchados y eso provocó la denuncia masiva de los medios de comunicación dando voz a los familiares que aunado al dolor de perder a un ser querido también sufrieron el abandono de ‘su’ gobernante morenista, que pertenece al partido que asegura que están ‘Primero los pobres’.
Otro aspecto que seguirá dando nota informativa es el abandono y la corrupción que ha existido en el (STC), pues el mantenimiento que se debe dar a las líneas no se ha hecho de acuerdo a lo programado y estipulado; además de que de origen, en el caso de la L-12, hubo anomalías en su construcción al no contar con todos los requisitos necesarios y que se hizo con material de menor calidad del que se requería.
Sobre la disminución de presupuesto y subejercicio en el Metro, Claudia Sheinbaum mintió, porque los datos oficiales del propio Gobierno de la Ciudad de México señalan que para el 2020, el presupuesto aprobado para el Metro fue de 15 mil 652.7 millones de pesos, mientras que el gasto efectivamente ejercido fue de 14 mil 290.5 millones. Es decir, hubo mil 362.2 millones de pesos, equivalente a 8.7% de su presupuesto, que originalmente iban a gastarse en el Metro, pero que al finalizar el año no se utilizaron.
La administración de Claudia Sheinbaum es un gobierno morenista como el de Puebla, de Miguel Barbosa, o como el de Veracruz de Cuitláhuac García. Hasta antes de la tragedia la opinión era que la Jefa de Gobierno iba sorteando su gobierno porque recibía el espaldarazo continuo de la Federación (entiéndase AMLO), algo reflejado en todo el apoyo brindado, por ejemplo, para realizar la vacunación en la mayoría de las alcaldías. La ayuda oficial no le sirvió de mucho porque la crisis por la tragedia de la Línea 12 fue atendida adecuadamente y presenta a la gobernante como un Miguel Barbosa o un Cuitláhuac García que han convertido a sus estados en un desastre, es decir gobiernos que no sólo no saben gobernar si no que repiten todos los vicios del pasado pero a una escala mayor.
El abandono y el subejercicio del presupuesto del Metro, más la corrupción que podría estar detrás de haber realizado una mala obra, y su mala actuación ante lo que podría ser la mayor crisis del Gobierno de la Ciudad de México, sobre todo en la parte de la nula ayuda hacia los familiares de los fallecidos y heridos, le va a poner muchas piedras a Claudia Sheinbaum en su camino al 2024. Por lo pronto nadie quiere asumir responsabilidad y tanto el presidente López Obrador, como Marcelo Ebrard, Mario Delgado y la gobernante de la CDMX prefieren hacerse ‘ojos de hormiga’. Estando así las cosas, ya hay un elemento más para que el voto del próximo 6 de junio sea más pensando y los mexicanos no cometan el mismo error. Por el momento querido lector, es todo.