El asertivo Información
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Hace unos días asistí a una conferencia que hablaba sobre el manejo de las emociones.
Ahí descubrí que tenemos mas de 4 mil; sin embargo, solo 5 gobiernan el universo de ellas: tristeza, alegría, amor, enojo y miedo.
Básicamente exponían , como es, que siendo adultos vivimos llenos de prejuicios y rechazos emocionales que ya traemos de manera programada desde que somos pequeños. Y esto se debe a que de generación en generación nos han marcado para ello, restringiendonos nuestro sentir y haciendo adultos emocionalmente desequilibrados.
Esto me hizo pensar en mi hija.. ¿Estaré haciendo lo mismo? ¿Cómo la he ayudado a manejar sus emociones? Si como adultos nos es difícil reconocerlas ¿cómo puede hacerlo ella?
Comencé una retrospectiva… y me di cuenta que, sin querer, he seguido esa «mala» idea inculcada por mis padres y quizás de ellos por mis abuelos, y sin darme cuenta – automáticamente- comencé a crear una niña que , quizá, en un futuro puede ser un adulto emocionalmente inestable.
Frases tan simples como: «no llores», «no grites», enojada te ves fea», «las niñas bonitas no se enojan», «si eres feliz todos te querrán» , etcetera, etcetera pueden hacer que los pequeños aprendan a reprimir sus emociones e incluso enmascararlas con la felicidad y crecer asi como adultos que no saben como expresar sus emociones.
La verdad, me dio miedo… y he tratado poco a poco de modificar dichas conductas, por ejemplo, en vez de decir «no llores», trato de decirle que lo hago, que esta bien sentirse triste y platicarlo con ella. Es un lento proceso pero parece que da resultados.
¿Pero, que pasa cuando llegamos a los berrinches?
Este es uno de los momentos más difíciles; pero, debemos reconocer que estos actos son muestra de los sentimientos encontrados que puede tener un pequeño y que obvio, no sabe como manejarlos.
De acuerdo con especialistas una recomendación que se podría dar, aunque cada caso es particular, en estas situaciones es dejarlos llorar hasta que se tranquilicen. También es importante primero hablar con ellos y castigarlos quitando elementos que les gustan.
Otra solución, de acuerdo a mi experiencia, es proporcionarles un espacio especial para sus «berrinches» y dejarlos ahí un momento para que expresar sus emociones y después hablar con ellos y hacer que reconozcan sus emociones, el simple hecho de que ellos puedan decir la emoción que tienen los puede ayudar en el futuro a ser adultos equilibrados.
