Esténtor Político
El objetivo y el propósito principal que debe tener todo partido es conseguir el poder político de su país y una vez que suceda esto, ese instituto deberá poner en práctica su programa de acción, se supone, en favor de las mayorías de cada nación, ya que su bandera es representar a los ciudadanos, de ayudarlos y generar acciones que vayan encaminadas al beneficio social; por eso el elector “confía y vota” en tal o cuál partido y en sus candidatos.
Así sucedió, por ejemplo, en el 2018 cuando Morena y el hoy presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) prometieron el “oro y el moro” a todos los mexicanos, si es que lograban la Presidencia de México; esto lamentablemente fue así y la película que comenzó a correr con la toma de posesión en diciembre de ese año, todos la conocemos y no es precisamente la que se prometió ni por López Obrador ni por el partido que lo postuló al poder. Hoy lo que vemos es como Morena se hace trizas y añicos al querer elegir a su dirigente nacional.
Mientras llega y se cocina bien la noticia de que 10 gobernadores de la conocida Alianza Federalista, que se reunió el lunes en Aguascalientes, van a pedir que el senado impida la desaparición de los fideicomisos, bajo el argumento de que eso va a permitir que el presidente use los más de 68 mil millones de pesos, también vemos la noticia de que en el interior de Morena se está dando un buen espectáculo de cómo se destroza, politiza y divide el partido oficial, el partido del presidente.
Lo preocupante para los mexicanos, -aunque ya el mandatario nacional siempre con su “astucia” mediática aseguró que Morena no es la Cuarta Transformación, como salvando su ¡exitosísimo gobierno! (sic)-, la verdad es que lo que acontece en Morena es reflejo fiel de lo mal que está el gobierno de López Obrador, porque todo mundo sabe, y si no lo intuye o se debe informar, que todo buen gobierno con su presidente como timonel, debe tener un partido fuerte, inteligente, estable y bien organizado para respaldar la política que implemente quien fue; primero su candidato y hoy su presidente nacional.
Las cosas están muy complicadas en el interior de Morena y se van a una tercera encuesta, porque la segunda, según, “resultó” un empate técnico; vaya, vaya, mientras tanto más quejas por el proceso interno al Tribunal y éste tendrá que buscar un nuevo camino, pero que no parece tener salida; y hay quienes dicen y comentan que, para evitar más división, donde los principales contrincantes son Mario Delgado y Porfirio Muñoz Ledo, el Tribunal debe determinar quién ganó en la encuesta.
La verdad es que, aunque lo niegue AMLO, Morena es el reflejo del Gobierno Federal y éste también es reflejo de Morena. Un gobierno que en dos años tiene a México en desastre político y una polarización social que nunca antes se habían visto; un gobierno que tiene al país en crisis económica que especialistas dicen se recuperará hasta en 10 años y que Morena, como partido que llevó al poder a Obrador, en lugar de pararlo, se ha vuelto cómplice, solapador e incluso operador y orquestador de los caprichos de López Obrador como la eliminación de los 109 fideicomisos.
Si AMLO ya se proyectó ante toda la opinión pública, (trabajadores, estudiantes, profesionistas empresarios, periodistas, amas de casa, etc.) como un gobierno de transformación de cuarta y no de Cuarta Transformación, además de encaminarse como un mal dictador, lo que vemos secundando a Morena, destruyéndose y muy lejos de ser un partido que vaya a representar los intereses populares.
A los mexicanos no se nos debe olvidar que en 2019 Morena votó en la Cámara de Diputados por la eliminación del Ramo 23 y gracias a eso en el país no hay obra pública en pueblos y colonias; tampoco se debe olvidar que la mayoría de Morena votó para que desaparecieran los programas sociales que sí ayudaban a la población y lo más reciente, la eliminación de los fideicomisos que afectarán a la ciencia, la salud y proyectos de desarrollo.
Las disputas internas de Morena para elegir a su dirigencia no dejan lugar a dudas, el partido no tiene un plan de acción concreto y no está pensando en ayudar al pueblo y sacarlo de su miseria, pobreza y atraso en el que se encuentra; en Morena priva la ambición y el arribismo político para ver quién tiene más poder económico y político; las disputas internas son los primeros reflejos de quién se quedará con Morena para, desde ahí, controlar la decisiones políticas, en cuanto a candidatos se refiere, rumbo al 2021 y al 2024.
Estos cubetazos en el interior del partido guinda sólo son el preámbulo de lo que verdaderamente veremos dentro de poco, pero todo indica que Morena va a quedar por un lado y el gobierno de AMLO por otro; ambos separados y ambos encaminándose muy rápido al repudio popular y también un camino seguro hacia su fracaso político.
Por lo pronto todos tenemos que saber que esas encuestas de Morena están costando recursos al erario, dinero que es de los mexicanos, se habla de que al menos 21 millones de pesos se han gastado en una de las encuestas. Ahí lo tiene usted, querido lector, un partido y un «líder moral» que se llenan la boca de grandes austeridades, incluso que han gritado a los cuatro vientos que se reduzca a la mitad el financiamiento a partidos. El empate técnico llevará a otra encuesta, y por lo tanto a otro costo similar al ya erogado, un dinero que es de todos y que podría servir para atacar la pandemia del COVID-19 o para alguna obra pública en el país.
Los partidos políticos en México se van deteriorando; en el 2018 quedaron muy relegados y Morena salió a flote momentáneamente; hoy Morena se hunde y el pueblo de México vuelve a la deriva al no tener un partido de clase, un partido que verdaderamente represente sus intereses. En las elecciones que se avecina para el 2021 todos tendremos que elegir al partido menos malo, el que sea, pero por quien no se debe votar, pase lo que pase, es por Morena, porque si ya hundió a México en crisis económica, política y social, poniendo a un presidente incapaz, debemos evitar que México sea gobernado por una dictadura donde la verdadera democracia sea sólo un recuerdo. Aún estamos a tiempo, aún podemos reflexionar y votar por algo diferente, aunque no sea tan nuevo. Por el momento querido lector, es todo.