Esténtor Político
A casi la mitad del mes de abril, en el mundo ya hay un millón 872 mil casos confirmados de Coronavirus (COVID-19) y hay, según cifras oficiales, 116 mil 98 muertos. En México, también con cifras recientes y oficiales, hay 4 mil 661 infectados y 296 muertos, aunque las cifras son muy conservadoras, porque si tomamos en cuenta las declaraciones del Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell de la semana pasada, sobre que la cifra de infectados sería ocho veces más, entonces el panorama cambia y la cifra de muertos andaría, extraoficialmente, entre dos mil y 2 mil 500 mexicanos y la de infectados en al menos 37 mil mexicanos.
Los primeros meses de gobierno en México han sido de mucha inestabilidad social y de políticas gubernamentales que no han sido bien pensadas y han generado varias crisis: crisis económica, crisis de salud por el Covid-19 y se avecina una fuerte crisis de alimentos, ésta última también provocada porque el gobierno federal porque, a pesar de tener presión de varios gobiernos estatales y de los empresarios, no ha sido capaz de prevenir con el «Quédate en casa» que debe ser apoyado por un programa que garantice a las familias tener qué comer.
La crisis económica aumenta y todos los mexicanos deben estar conscientes de que los efectos y costos de esta crisis serán muy altos y duraderos; porque al no haber acciones por parte de Pemex, lo han dicho especialistas, es solo la antesala de una crisis económica de mayor impacto y en otros niveles; crisis que no se ha visto en las últimas décadas o en el último siglo.
Todos hemos sido testigos en las últimas semanas, que la calificación de riesgo en la deuda del país se ha estado reduciendo de manera peligrosa y alarmante; la mala calificación crediticia de cualquier país sin duda alguna, genera incertidumbre y aumentan los costos para las empresas públicas o privadas, pero también para los gobiernos, cuando se emite una deuda.
En México hemos visto preocupación a nivel empresarial y de especialistas, pues hay inacción de Pemex y del mandatario nacional, Andrés Manuel López Obrador, porque no ha mostrado voluntad más apegada a lo que necesita México, a su realidad de pobreza y miseria; tanto, que hemos visto la inconformidad de empresarios y gobernadores como el de Jalisco, Enrique Alfaro Ramírez, que ha cuestionado duramente al presidente por no apoyar a los estados que generan más riqueza a la nación. Al hablar de “crisis transitoria”, como lo ha hecho AMLO, no resuelve nada porque los ahorros de Pemex no son suficientes.
Sobre la crisis de salud por la pandemia, a la que ya referimos al inicio de este espacio, lo más preocupante es que la autoridad federal y las instancias de salud estén ocultando la información; si esto se sigue dando, dentro de muy poco será imposible ocultarlo porque la misma gente, los 130 millones de mexicanos, se dará cuenta que en sus colonias, pueblos, ciudades y estados la situación de contagios y muertes es alarmante. Ya algunas acciones «ocultas» de gobiernos y de hospitales dejan ver que la situación es grave y la verdadera crisis apenas comienza.
Por ejemplo, se sabe que en San Luis Potosí y otros estados, los gobiernos están mandando a poner hospitales de emergencia, como esos que se usan en tiempos de guerra, para tener amontonados y arrinconados a los infectados hasta que varios de ellos mueran; otro ejemplo, es la información que en días recientes fue publicada de que ya algunos centros de salud, como el Hospital Juárez de México, compró mil 200 bolsas para cadáveres; ¿para qué se quieren en esos momentos si no hay peligro?, ¿para que, si la crisis pandémica es también transitoria?.
A la crisis económica y de salud se sumará otra que será más grave, pues va a generar protestas, denuncias e inconformidad mayúsculas; viene, se avecina ya una crisis alimentaria porque el «Quédate en casa» no va acompañado de un plan para ayudar a los mexicanos para que tengan comida; además, no se ve que el gobierno de la 4T esté interesado en apoyar directamente a las familias mexicanas con despensas o con algún recurso económico directo; pero aunque lo pensara hacer, el gobierno jamás se preparó para tener la estructura necesaria de distribución. La crisis económica, de salud y ahora la alimentaria, van ahorcar más a las familias mexicanas, tanto que algunos mexicanos dicen: «si el coronavirus no me mata, voy a morir de hambre porque no tengo qué comer y tampoco tengo un ingreso o apoyo del gobierno federal».
El clímax no político… Y aunque los apoyos federales son limitados, los gobiernos antorchistas, como el de Villa de Ramos, de San Luis Potosí, con el alcalde Abraham Villa Ortega, está dirigiendo apoyos alimentarios a los grupos más vulnerables. Estos días el ayuntamiento ayuda a potosinos a que enfrenten con menor dificultad los efectos económicos de la pandemia de Covid-19.
El secretario del ayuntamiento, Fermín de la Cruz, ha entregado despensas y expresó el compromiso de continuar con estos insumos de asistencia social por lo que dure la contingencia sanitaria; incluso, aseguró que la administración local trabaja duro para apoyar a las familias. En mensaje del funcionario municipal también fue crítico con los recortes presupuestales por parte del gobierno federal, ya que a raíz de eso ha sido más difícil sacar adelante las obras y ayuda a los potosinos. Por el momento, querido lector, es todo.