Esténtor Político
Los productores de maíz y otros cereales están preocupados por el futuro de sus cosechas porque no encuentran un mercado en el que haya precios justos para sus derivados y porque el gobierno del morenista Andrés Manuel López Obrador (AMLO), mediante la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), ha incumplido el compromiso de apoyarlos y de resolver la crisis que, desde hace ya varios sexenios, enfrenta el campo mexicano.
Precisamente en los últimos días, campesinos de Sinaloa y otros estados protestaron porque, para sobrevivir, necesitan producir; pero carecen de dinero para cultivar sus tierras. El precio de los fertilizantes se incrementa y no pueden comprarlos; la sequía y la ola de calor los agobia y, desde que se eliminaron los fideicomisos destinados a la producción agropecuaria, no tienen una instancia a la que recurrir para superar estas dificultades.
Hasta 2018 operó y funcionó un esquema de apoyo del Estado mexicano para los productores del campo; así como los asesoraba en sus proyectos de cultivo, también les facilitaba la adquisición de semillas y fertilizantes; y cuando cosechaban y comercializaban sus productos, les daba cobertura de precios. Pero a partir de 2019, con la llegada de AMLO a la Presidencia de la República, la mayoría de estos programas y fideicomisos desapareció.
Ahora, en este sexenio, las nuevas ‘facilidades’ se encuentran lejos de los objetivos buscados y, como ocurre con Sembrando Vida, en vez de reforestar millones de hectáreas de bosques, éstos son talados ilegalmente y los suelos se están erosionando. Por ello, los productores agrícolas, tanto los de cereales como los de árboles, están en completa incertidumbre, incluso ante el corto plazo.
Este año, la Sader tiene un presupuesto de 70 mil 527.9 millones de pesos (mdp), superior al de 2022, pero inferior en mil 527 mdp al que tuvo en 2018 su antecesora Sagarpa. El único beneficiado de los nuevos programas creados o reciclados por la Sader fue Fertilizantes para el Bienestar, cuya entrega lamentablemente es selectiva y está destinada a los campesinos que aceptan afiliarse al partido oficial.
Pero la crisis del campo mexicano está por agravarse debido a un factor externo: el Acuerdo del Mar Negro, que impulsaron el gobierno de Turquía y la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para propiciar la exportación de cereales de Rusia, llegó a su fin el pasado 17 de junio debido al conflicto armado en Ucrania; en breve no habrá granos básicos suficientes para buena parte del mundo.
Este problema internacional provocó inicialmente mayor incertidumbre, porque los países de Occidente impulsaron una campaña mediática para acusar a Rusia de ignorar el Acuerdo del Mar Negro, y omitió la fecha de término. Pero pronto las autoridades del Kremlin anunciaron que lo retomarían ‘inmediatamente’ si se acepta una condición fundamental: que los granos lleguen a los países con mayor necesidad y solo para los ‘mejor alimentados’.
Sin embargo, Occidente, con el gobierno de Estados Unidos (EUA) a la cabeza, no acepta esta condición; y la falta en el mercado de granos rusos de consumo internacional produciría un aumento en los precios de los cereales, principalmente el del maíz. Esto causaría que el maíz, alimento básico para los mexicanos, incremente también su precio hasta niveles inalcanzables para millones de compatriotas; y que en un lapso breve se declare una crisis alimentaria en México.
Y todo esto sucede ante la indiferencia del gobierno morenista hacia el abandono de millones de hectáreas, la falta de apoyo a los productores agrícolas, el alza en el precio de los fertilizantes, el hambre de los maiceros que ya no pueden siquiera producir para el autoconsumo y una economía estancada que no genera empleos y expulsa a muchos connacionales a buscar trabajo y mejores ingresos en otras entidades o en EUA.
La realidad del campo y los campesinos mexicanos es cruel, triste y no puede mejorar con la política de ‘apoyos directos’ de AMLO. La caída en la producción de maíz, trigo y frijol generará mayor importación de granos y, por lo tanto, seremos más dependientes de EUA. Por ello no puede decirse que la política agrícola del presidente haya sido exitosa, así como tampoco lo ha sido en salud, educación y seguridad pública.
Sí, el gobierno morenista ha resultado muy malo; y el remedio para superar esta situación podría hallarse en las elecciones de 2024. Por el momento, querido lector, es todo.