Cuando Ricardo Bucio fue presidente del Consejo Nacional para Prevenir y Eliminar la Discriminación me dejó una gran enseñanza, “lo único en lo que todos somos iguales es que somos diferentes”, y sí.
Cada cabeza es un mundo, lo que hacemos con los pensamientos que tenemos y cómo los ejercemos es responsabilidad nuestra y no de los demás; sin embargo, no podemos dejar de lado que aquello que hacemos repercute, para bien o para mal, en la sociedad.
Siempre he pensado que las relaciones interpersonales son difíciles, sobre todo cuando nos las fundamentamos con base en el respeto.
Estoy consternado, me sorprende que en pleno siglo XXI se sigan dando casos de crímenes de odio en contra de personas que pertenecen a la comunidad LGBTTTIQ+. ¿Hasta cuando entenderemos que somos libres de amar?
En redes sociales está circulando una publicación, ‘me rompieron el pie’, se oye con una voz desgarradora; el sujeto que daño al hombre no se inmuta, esta ante la mirada atónita de la gente y no siente culpa, se burla y se marcha sin más.
Luis Ramos, quien subió el video, señala que el hombre que clama que le tomen foto a su agresor fue lastimado por el simple hecho de ser homosexual. Así es, su orientación sexual lo mandó al hospital.
Como si ser homosexual fuera un castigo, sentí que regresamos más de 70 años a cuando en los 50’s estaba penado en algunos países ser gay.
Es sencillo, a los homofóbicos no les interesa a quien amas sino con quien te acuestas; el amor para ellos es lo de menos, lo que les perturba y al parece ocupa es con quien intimas. Eso es lo trágico, lo juzgado y condenado.
Porque el amor es eso, amor y ya, no importa quien lo da ni quien lo recibe.
Pero regreso al tema que me trajo a escribir aquí. Luego de la difusión de este video se vino una ola de agresiones y epítetos negativos en contra de las autoridades como si ellos tuvieran al 100% una responsabilidad por lo que cada persona decide hacer durante su andar en esta vida.
¿Hasta donde termina nuestra responsabilidad de lo que hacemos en las calles? Digamoslo sin miedo, cuando sales de casa, cada paso que das y cada cosa que haces es asunto tuyo, no de los demás. Somos entes individuales con capacidad de raciocinio, punto.
El orden y la seguridad, quizá, atañe al gobernante pero no dejemos de lado que el gobernado tiene parte de responsabilidad. Es como en una pareja, uno da el 50% y el otro lo demás para llegar al 100.
No me extenderé más, si bien necesitamos un mejor gobierno en todos los niveles, también debemos ser esa persona que aplica aquella famosa frase de Benito Juárez, “el derecho al respeto ajeno, es la paz”.
Mi solidaridad con todos aquellos que han sufrido discriminación por el simple hecho de andar en libertad.