Esténtor Político
Mientras te hayan servido para ganar una Presidencia de la República, las redes sociales son benditas; cuando dan a conocer lo que en la realidad sucede, y está a la vista de millones de mexicanos y no lo que se dice en los discursos falsos y demagogos, entonces la connotación cambia y ya no son tan benditas; entonces hay que cambiar el discurso, atacarlas y satanizarlas, hay que agarrar a alguien que las represente y despotricar contra él aunque sólo sea parte de la directiva de la empresa. Eso hizo este miércoles el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) con Hugo Rodríguez, uno de los representantes y directivos de Twitter en México.
Recordemos un poco. El 1 de julio del 2018, cuando AMLO ni siquiera se imaginaba lo que vendría en 2019 y 202O con la pandemia ocasionada por el COVID-19, en su primer discurso de apenas mil palabras, ya como Presidente electo, refería que «una mayoría importante de ciudadanos había decidido iniciar la Cuarta Transformación de la vida política de México».
Y tras decir que había “libertad empresarial; libertad de expresión, de asociación y de creencias”; que se garantizarían «todas las libertades individuales y sociales, así como los derechos ciudadanos y políticos consagrados en nuestra Constitución», también aseguró (y hoy podemos asegurar que eso es falso), que “la corrupción es la causa principal de la desigualdad social y económica y de la violencia que padecemos”. Esto último un error vertebral en todos los desaciertos de su política económica y social en los dos primeros años de su gobierno.
Tras estas rimbombantes frases en aquel discurso inaugural, pasó a los agradecimientos y reconoció “el comportamiento respetuoso del presidente Enrique Peña Nieto”. Ya casi en la última parte de su discurso, -ojo queridos lectores, prestar atención en esto-, con alegría y júbilo dijo que “Fue ejemplar la pluralidad y el profesionalismo de la prensa, la radio y la televisión. Los medios de información no fueron, como en otras ocasiones, correas de transmisión para la guerra sucia. También mi gratitud a las benditas redes sociales”.
Como referimos en los primeros renglones de este espacio, hoy las cosas parecen ya no gustarle al Presidente. A los medios de información los golpetea y exhibe en su ‘mañanera inquisidora’, una y otra vez; los llama prensa de los conservadores, prensa fifí y con muchos calificativos. Ayer le tocó a Hugo Rodríguez, uno de los ejecutivos de Twitter México; la ‘exhibición’ la hizo Obrador en su conferencia de Palacio Nacional, acusándolo de cercanía o de militancia al Partido Acción Nacional en tiempos de Felipe Calderón, como queriendo señalarlo de que en el futuro, el representante de la red social, será responsable de lo que suceda con las cuentas oficiales de twitter.
La empresa Twitter respondió, con cuatro mensajes, que las políticas o acciones de cumplimiento no son responsabilidad de una persona por sí sola, y que es lamentable ver comentarios (se refiere a los de AMLO) dirigidos a los trabajadores como responsables únicos de las decisiones o reglas de la empresa.
Para nadie es extraño y oculto que López Obrador ha usado sus conferencias mañaneras con fines políticos.
Más allá de brindar información de lo que hace como gobernante en el país, el espacio lo usa como un foro para atacar, calumniar y exhibir (aunque no tenga ninguna prueba a su favor) a todo aquel que no simpatiza con su Cuarta Transformación y contra quien considera que es su enemigo político. Pero además, también exhibe a quien presenta la realidad del país tal y como es, la pura verdad sobre temas muy preocupantes como la pandemia, la inseguridad, el desempleo, la pobreza, la miseria y la corrupción en la que ahora se ven metidos varios de sus colaboradores principales.
El origen de las redes sociales, como medios de comunicación alternos, fue una ventaja para la población mundial y mexicana; en su origen las redes sociales tuvieron (y aún se siguen manteniendo) objetivos positivos, de utilidad y de gran relevancia porque se convirtieron en una caja de resonancia y de voz para millones de ciudadanos que no podían expresar lo que era inalcanzable en los medios tradicionales.
Al evolucionar cada red social, podría darse el caso, que sus intereses como empresa o de directivos vayan cambiando y tengan que ir modificando sus políticas de acuerdo a ese desarrollo o momento histórico o político; pero ese medio de comunicación alterna corre la misma suerte y tiene el mismo derecho que cualquier empresa de comunicación constituida en México y en el mundo; en ocasiones defienden unos intereses, en otras pueden servir como instrumento de comunicación eficaz cuando la libertad de expresión es realmente amenazada.
Entones, ¿qué delitos puede cometer un directivo como Hugo Rodríguez al haber trabajado antes de estar en Twitter, en alguna otra empresa o formar parte de un equipo, de comunicación o asesoría, de un presidente o cualquier político? No hay ningún delito, ningún atropello y ningún error. Simplemente AMLO exhibe a una persona, como usted y yo, y la quiere etiquetar como enemigo de la Cuarta Transformación y de su gobierno; pero además, indudablemente prepara el terreno para que cuando él o sus cuentas oficiales de gobierno hagan llamados radicales, subversivos y de ataque contra quien no comulga con su credo tenga a quién echarle la culpa.
Obrador se quiere adelantar y prepara el camino para cuando Twitter, o cualquier otra red social, le aplique las reglas de operación, ‘tenga argumentos’, previamente inventados para condenar a la red social. Todo indica que AMLO se perfila a ser la peor emulación de la política de Donald Trump en su trato con las redes sociales.
Las redes sociales en este momento político de crisis y de convulsión social pueden ser (en su utilidad) buenas y malas, todo dependerá de quién las use y con qué fines lo haga. Y esos fines, en el caso de López Obrador, no parecen ser muy buenos para ningún mexicano. Generar odio, represión, calumnias y ataques desde el poder oficial, o como si fuera un juez y no un gobernante, tarde o temprano tendrá su respuesta y su costo político.
Si las redes sociales como Facebook, Instagram, Youtube o Twitter, a través de sus usuarios, comunican la verdad y la realidad de la que verdaderamente sucede en México; y, además, le da voz a los desamparados y a los que siempre se les ha negado el derecho de hablar y de opinar sobre hechos y sucesos que nos quiere ocultar el mismo gobierno, entonces deberán ser bien recibidas y ni López Obrador ni nadie deberían detenerlas. Por el momento, querido lector, es todo.