ESTÉNTOR POLÍTICO
Miguel Ángel Casique Movimiento Antorchista Nacional @MCasiqueOlivos
En un video-mensaje, el secretario general de la ONU, António Guterres, mostró gran preocupación y pidió priorizar el regreso a las aulas, de lo contrario habló de una ‘catástrofe generacional’ tras cierres prolongados de escuelas y al menos 24 millones de alumnos podrían abandonar la escolaridad en este contexto; esa petición, sin embargo, recomienda sea después de que cada nación haya controlado la pandemia del COVID-19.
Textualmente, el representante de las Naciones Unidas, habló de que “vivimos un momento decisivo para los niños y los jóvenes de todo el mundo. Las decisiones que los gobiernos tomen ahora tendrán un efecto duradero en cientos de millones de jóvenes, así como en las perspectivas de desarrollo de los países durante decenios”.
Esta declaración se enmarca el mismo día en que el mandatario mexicano y la Secretaría de Educación Pública (SEP), señalaron que el 24 de agosto arrancarán las clases pero a distancia, usando como herramienta principal la televisión y el internet, para esto se hizo un convenio con algunas cadenas de televisión que ayudarán a bajar los contenidos.
No habían transcurrido muchas horas del anuncio, cuando ya la decisión había recibido críticas porque no hay seguridad ni certeza de la eficiencia y de la operación de lo anunciado; que va desde el hecho, que parece muy simple, de tener en atención a los niños sin maestros o sin la presencia de sus padres, porque muchos de ellos se van trabajar, o que en muchos hogares mexicanos no tienen acceso a una televisión, se habla de al menos 14 millones de hogares o familias.
Tras lo que venga a partir del 24 de agosto, que seguro no será nada nuevo y sí muchos errores de operación, el llamado internacional, vía la ONU, señala que “la tarea de evitar que esta crisis del aprendizaje se transforme en una catástrofe generacional debería ser una prioridad para los dirigentes del mundo y para todos los interesados del sector educativo”, obviamente aquí entra López Obrador y Esteban Moctezuma, pero no crea usted, amigo lector, que a nuestro gobierno le importará mucho el llamado internacional.
La ONU señala que es importante que cada país tome las riendas de su sistema educativo e insiste que la función de la educación es el motor del progreso económico, de desarrollo y de una paz duradera. En este sentido, Guterres también aseguró que “estamos en un momento decisivo para los niños y jóvenes del mundo”. ¿Escucharon AMLO y Esteban Moctezuma?, ¿se dan cuenta por qué no se debe improvisar con planes a distancia sin probar que sean eficaces o antes combatir en serio al coronavirus?
En México la educación de nuestros niños y jóvenes es insuficiente, desigual y su calidad es muy mala; las pruebas Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA), que se realizan periódicamente, nos han mostrado la mala enseñanza que tienen las generaciones mexicanas.
La insuficiencia está en la oferta educativa, en el personal docente, los materiales, la actualización de programas, planes de estudio y la infraestructura; además, los servicios en las escuelas son pésimos, sobre todo en las zonas rurales y los lugares más apartados de las capitales de las entidades.
Basta ver, por ejemplo, que en la educación media superior sólo se tiene una unidad escolar por cada 1,000 jóvenes, en el paso de la educación secundaria a la media superior se pierden cerca de 2 millones de alumnos matriculados en escuelas públicas, las plantillas de los docentes en primaria y secundaría están incompletas en un 25%, 2 de cada 10 alumnos de educación básica no tienen mobiliario básico y la cifra es mayor en bachillerato, 7 de cada 10 y en preparatoria y en educación primaria sólo 4 de cada 10 escuelas cuentan con computadoras e internet.
La educación es más escasa entre los habitantes con más pobreza, y esto se da, nuevamente, en las regiones rurales. Alrededor de 1.4 millones de niños y jóvenes en edad estudiantil invierten mucho tiempo en el traslado a sus escuelas, el 36.2% de los profesores de primarias indígenas no cuenta con programas de estudio, el 13.2% de los niños y jóvenes en pobreza extrema no asiste a la educación obligatoria, a escala nacional 3 de cada 10 alumnos abandona sus estudios por falta de dinero, mientras que los hogares con mayor nivel económico tienen un mejor desempeño en su actividad escolar.
La última prueba PISA nos ha habla de la calidad y vemos aún muchos retos que tiene México, pues la puntuación está por debajo del mínimo en las áreas de matemáticas, ciencias y comprensión lectora, y uno de los peores puntajes de todos los miembros de la OCDE. Bastarán algunas cifras para mostrar esto; en educación primaria 3 de cada 10 profesores no tiene título de estudios, en todo el país el 40% de los docentes no concluyó los programas de capacitación, los profesores de enseñanza primaria reciben un salario 33% más bajo que el promedio de la OCDE, sólo 2 de cada 10 alumnos de educación media superior sobresalen y son buenos en matemáticas y en todos los niveles el 33.9% de los estudiantes tiene conocimientos insuficientes en lectura y comunicación.
En nuestro país la educación ha sido mala desde hace varias décadas y ahora la crisis pandémica sólo le ha venido a dar un jaloncito más hacia abajo; pero, además de esto, ahora las autoridades del país quieren reanudar clases en modalidad a distancia, pero ni el gobierno ni la SEP garantizan que ese esquema funcionará, lo que sí hay son muchísimas voces que aseguran un fracaso rotundo porque no existen las condiciones materiales ni tampoco personal capacitado para llevar a cabo esta gran tarea educativa de los niños y jóvenes mexicanos.
No hay ninguna duda que AMLO y la SEP vuelven a engañar a México y no le hablan con la verdad, ellos saben que en el país estamos muy lejos de domar la pandemia y mucho más lejos de que se pudieran abrir las escuelas con cátedra presencial, pero la medida de clases a distancia lleva ahijada un fracaso seguro. Aunque no dude usted que para antes de terminar el 2020 el gobierno posiblemente esté dando la orden de abrir las escuelas aún sin haber controlado el COVID-19; pero eso, de suceder, será absoluta responsabilidad del gobierno mexicano.
Por el momento, querido lector, es todo.