Esténtor Político
La amenaza de ‘exterminar’ al Instituto Nacional Electoral (INE) emitida por el presidente nacional del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), Mario Delgado y la polarización producida diariamente desde las conferencias mañaneras del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), son expresión del abuso de poder y el mayor intento de presión política contra el árbitro electoral, justo cuando están por iniciarse las campañas políticas para los comicios de junio, en los que se disputarán casi 20 mil cargos, entre ellos 500 diputaciones federales, 15 gubernaturas y 30 congresos locales.
Pero, como reza el vernáculo proverbio, ‘no está el horno para bollos’ y menos si éstos pretenden ser cocidos por dirigentes del mayor nivel político en México y que, pese a que se autodefinen como ‘muy democráticos’, aspiran a aniquilar un organismo autónomo que, en 2018, les dio sin ningún regateo la estafeta del poder.
Por esta actitud abusiva, y sobre todo por su pésimo gobierno en prácticamente todos los terrenos, Morena es quizás el partido más repudiado del país, por arriba de Acción Nacional (PAN) y del Revolucionario Institucional (PRI).
Mario Delgado asegura que Morena y el gobierno de la Cuarta Transformación (4T) no permitirán “la regresión democrática que pretende llevar a cabo el INE (…) vamos a dar la batalla en los tribunales, en las calles y en las urnas, porque representamos a más de 30 millones de votos” ¿Cuál regresión democrática pretende efectuar el INE? ¿En verdad Morena cuenta hoy en las urnas con más de 30 millones de votos? Mario Delgado, uno de los “escogidos” para encabezar la lista de la sucesión presidencial cuando AMLO se retire del mando deberá demostrar la misma capacidad para agrupar fuerzas militantes como Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard.
Sin embargo, la mayor falla de Delgado está en atribuir al INE un acto de regresión democrática solo porque fue contrario a Morena, ya que con esta actitud se evidencia como un político que únicamente respeta a las instituciones cuando éstas le favorecen; y cuando no ocurre así, las ataca, sataniza y amenaza con la ‘desaparición’, como si en verdad fuera el amo y señor del país.
Delgado incurre en demagogia torpe y barata –además de carecer del más ínfimo atisbo de autocrítica– cuando asevera que Morena y la 4T están al frente de un ‘proyecto de nación’ y que sus militantes están “obligados a defender la vida democrática de nuestra patria y a seguir al lado del presidente Andrés Manuel López Obrador, cuya vida ha sido justamente una larga lucha por la democracia y no vamos a claudicar en ello”.
¿Alguien ha visto que en México haya un proyecto de nación en marcha, el cual sea palpable diariamente y que ataque a fondo los graves problemas que afectan a los mexicanos? Por ejemplo, ¿alguien ha visto que haya menos pobres que antes de 2018?; ¿alguien ha visto más obras de infraestructura como carreteras, electrificaciones, aguas potables, hospitales?; ¿han visto que los trabajadores tienen mejores empleos y salarios bien remunerados, con los que adquieran más y mejor alimentación?; ¿alguien ha visto que el gobierno de la 4T superó ya la crisis sanitaria provocada por del COVID-19 como si fuera una administración gubernamental de ‘primer mundo’?
¡No! Nada de eso hay. Nada de eso se ve. Como tampoco nada se dice en qué consiste la ‘lucha ideal por la democracia’, de la que Morena tanto se ufana y que, por supuesto, no es otra cosa sino un juego de palabras para volver a engañar y manipular a la población; y peor aún, para soslayar que, en un país democrático, la sociedad civil tiene derecho elegir a sus gobernantes mediante el voto libre, secreto y sin presiones ni coacciones de partidos y actores públicos.
¿Hay verdadera democracia cuando una camarilla partidista impone a los ciudadanos dos o tres políticos para que, entre éstos, elija a un gobernante? La imposición no es democracia auténtica. Morena pretende monopolizar el poder político en unos cuantos de sus dirigentes y dejar de lado los intereses del pueblo. Hoy, la frase ‘primero los pobres’ de AMLO y su 4T suena más hueca que nunca.
Las amenazas de Mario Delgado en torno a ‘exterminar’ al INE y la polarización que AMLO genera desde Palacio Nacional no contribuyen a la paz y tranquilidad social. En la 4T no hay avances y sí muchos retrocesos. Entre el INE y la 4T no hay confrontación, sino un artero ataque del gobierno morenista contra el organismo autónomo, y cuando el país se halla en la antesala de una tercera ola de la pandemia de COVID-19.
Ni AMLO ni Delgado deben olvidar que los mexicanos casi no hablan, dicen poco o nada, pero sí ven, escuchan y analizan. El pueblo es muy sabio y, llegada la hora, puede tomar decisiones que podrían reflejarse en las urnas del próximo seis de junio. En los próximos dos meses, la moneda estará en el aire y “el sol” puede no salir para Morena y su 4T. Por eso, los morenistas están preocupados, por eso pretenden polarizar a México; y que la población no escuche ni analice los proyectos de país que eventualmente presentan los candidatos. Por el momento, querido lector, es todo.