Esténtor Político
Antes de que llegara el COVID-19 y comenzara a ser un problema de contagio y de muerte en el mundo, muchos países ya se encontraban en crisis de todo tipo, crisis intestinas ocasionadas por las formas de gobierno que existen en cada país, por la sencilla razón de que en décadas los gobernantes no han atendido problemas cruciales de la humanidad como el hambre, la desigualdad, el acceso al agua potable o la contaminación.
Se conoce a detalle, por ejemplo, que el hambre en el mundo es uno de los problemas cruciales que afecta a más de 821 millones de personas, mismas que sufren desnutrición severa, pero además existen 150 millones de niños que sufren retraso del crecimiento a causa de la desnutrición, estaríamos hablando de que 1 de cada 10 habitantes del mundo no tiene qué comer.
La desigualdad, otro monstruo social, acosa también a la humanidad y de acuerdo al Informe sobre la desigualdad global 2018 que elaboró World Inequality Lab, se asegura que el fenómeno ha aumentado mundialmente, aunque con una velocidad diferente en cada zona. Uno de los datos más destacado en el informe es que el 1% de la población con mayores ingresos recibió el doble de ingresos que el 50% más pobre.
En el 2019 se supo que casi el 50% de toda la población vive con menos de cinco dólares al día y en 2018 nos enteramos que 26 personas poseían la misma cantidad de dinero que los tres mil 800 millones de personas más pobres del mundo; la desigualdad es una realidad y una injusticia total, porque la brecha entre ricos y pobres en lugar de achicarse sigue creciendo; por ejemplo, cuando los hijos de ricos tienen acceso a la educación, más de 262 millones de niños a nivel global no están escolarizados.
La contaminación también es agresiva y alarmante, y más cuando nos enteramos que el 92%, nueve de cada 10 habitantes del planeta, no respiran un aire limpio, problema de salud pública que le cuesta a le economía global alrededor de 5 billones de dólares al años, por este problema 7 millones mueren prematuramente cada año. Las brumas negras que han envuelto ciudades como Nueva Delhi, Pekín, Bogotá, Santiago de Chile y Ciudad de México son una amenaza.
Y el tema de la salud, que hoy todos los gobernantes del planeta tienen que poner en primer plano, se sabe que sólo quienes tienen dinero puedan tratar, adecuadamente y con posibilidades de curarse, sus enfermedades por más virulentas y complejas que sean; pero los miles de millones de seres humanos que viven en pobreza se «conforman» con sobrevivir; a nivel mundial más 10 mil personas pierden la vida cada día por no poder pagar la atención médica.
En muchas partes del mundo los pobres no tienen acceso al agua potable, basta saber que al menos 263 millones de personas deben caminar al menos 30 minutos para poder acceder a agua de una fuente segura y 884 millones de personas carecen del servicio básico, cifra que incluye a 159 millones de personas que dependen de aguas superficiales. En todo el mundo al menos 2 mil millones de personas se abastecen de una fuente de agua potable que está contaminada por heces, agua que transmite enfermedades como la diarrea, el cólera, la disentería, la fiebre tifoidea y la poliomielitis. Se calcula que la contaminación del líquido provoca más de 502 mil muertes por diarrea al año.
La desigualdad, el hambre y la insalubridad en los países del mundo fueron terreno fértil para la llegada del COVID-19 que ya ha infectado a más de 445 mil personas en 187 países del mundo, la mayoría, 81 mil 600, en China, donde se han registrado 3 mil 285 muertes. La cifra de decesos en el mundo supera los 20 mil 300 y la de los recuperados, los 112 mil. Fuera de China, Italia es el país con más casos y España, el cuarto más afectado del mundo, con más de 47 mil casos. En México la fase 2 arrancó y se espera que las tres semanas siguientes sean de contagio comunitario masivo y la afectación se verá más adelante, el mismo gobierno habla del meses de julio, agosto y septiembre.
El mundo está en peligro, la ambición desmedida para concentrar la riqueza en unos cuantos llevan a una encrucijada que requiere tomar decisiones políticas a nivel mundial porque la inmensa mayoría de los ya cerca de ocho mil millones de habitantes del planeta no quieren que unos pocos sean dueños de la riqueza y miles de millones estén condenados a la pobreza y miseria; tampoco se quiere un planeta donde cada día se desperdicien toneladas de alimentos mientras millones de personas no tienen nada que llevar a la boca.
El mundo requiere un sociedad nueva y diferente, donde millones de niños se eduquen, donde todas las familias no padezcan hambre y sí cuenten con todos los servicios de agua potable, salud, alimentación; el mundo necesita justicia social y los gobernantes de todo el planeta lo tienen que entender, antes de que la misma humanidad comience a desaparecer, sea por pandemias, por hambrunas e insalubridad que generen muertes prematuras. El coronavirus nos alerta, una vez más, del peligro que corre la humanidad si no se busca una nueva alternativa de sociedad, y todo parece indicar que es esquema lo pueden encabezar países como China y Rusia, sus formas de gobierno así lo dejan ver.
El clímax no político… En la parte sur de México, los mayas ya resienten contingencia por COVID-19; y es que familias de la zona maya y de transición del municipio de Tulum, empiezan a resentir los efectos de la pandemia al quedarse en casa y no contar con el recurso suficiente para poder sobrevivir durante esta eventualidad, ya que hasta el momento las autoridades gubernamentales no han hecho nada para remediar esta situación.
Decenas de trabajadores directos e indirectos, -meseros, camaristas, chefs, cocineros, trabajadores de mantenimiento, proveedores de alimentos y bebidas, taxistas, etc.-, que trabajan en zona hotelera de la Riviera Maya y de Tulum, de una semana a otra se han quedado sin trabajo, algunos les han dado «descanso forzado», vacaciones adelantadas y otros de plano los han dado de baja o liquidado, dando por terminada la relación laboral con la que tenían asegurado llevar el sustento a sus familias. Esto, apenas comienza, ¿y el apoyo gubernamental, cuando llegará? Por el momento, querido lector, es todo.