Esténtor Político
Al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), no le ha ido muy bien en las primeras semanas de abril; y el más reciente de los ‘golpes’ que ha recibido fue la decisión de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), adoptada en pleno con mayoría de ocho votos a favor y tres en contra, de que la Guardia Nacional (GN) sea una corporación civil y no siga bajo control de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), como arbitrariamente había determinado el mandatario con el respaldo de los diputados del Morena en 2022, pese a que violentaba la Constitución y profundizaba el proceso de militarización del país.
Recordemos que, en septiembre de 2022, la Cámara de Diputados, con mayoría parlamentaria de Morena y sus aliados, aprobó la iniciativa de AMLO para que el mando operativo y administrativo de la GN pasara a control de la Sedena, decreto que la oposición en el Congreso de la Unión impugnó ante la SCJN. Pero ahora, la resolución de ésta restablece el contenido jurídico de la reforma constitucional de 2019, con la que se creó la GN y en la que está definida como una corporación de carácter civil adscrita a la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) de la Presidencia de la República.
Muchos aplausos merecen los ministros Luis María Aguilar, Luis González Alcántara y Javier Laynez, quienes promovieron la resolución previa que golpea el anhelo dictatorial de AMLO; y, sobre todo, porque no se dejaron amedrentar con las burdas amenazas del titular del Poder Ejecutivo, quien no dispone de otros recursos para responder a las críticas u objeciones que generan sus erróneas políticas. El argumento central del ministro González Alcántara para invalidar el decreto fue éste:
“Resulta inconstitucional el traslado administrativo, presupuestario, orgánico, funcional y del mando que el decreto impugnado realiza. Se opone al Artículo 21 que, como una garantía del carácter civil de la GN, incorpora expresamente que ésta deberá quedar incorporada a la dependencia del ramo de la Seguridad Pública”.
Es así como otra de las decisiones equívocas y abusivas están llevando al gobierno actual a chocar contra la realidad y la voluntad de los mexicanos. Desde agosto y septiembre habían sido muchas las voces que coincidían en que la transferencia del mando de la GN a la Sedena era inconstitucional y que llamaron al Poder Judicial de la Federación a detener tal acción, aunque había otras, las menos, que sugerían que la resolución definitiva de la SCJN saldría más allá de 2024.
Es posible que el golpe de la Corte a AMLO no sólo se haya apegado a la lectura estricta de los mandatos de la Carta Magna, sino que además haya considerado el ojo y el pensamiento críticos de los ciudadanos para quienes no pasa desapercibido que el Ejército, la Marina y la GN siguen operando con lentitud, y a lo mejor hasta con miedo, ante la creciente ola de violencia e inseguridad pública generada por el crimen organizado, como lo evidencian las cifras de criminalidad acumuladas durante lo que va de este sexenio, mismas que son en extremo alarmantes.
En efecto, en los cinco meses pasados se habían cometido ya 151 mil homicidios dolosos; y únicamente en los primeros días de abril hubo entre 60 y 70 muertes diarias, entre las que destacan la de Conrado Hernández y Mercedes Martínez, líderes antorchistas en Guerrero, quienes el 12 de abril fueron asesinados a golpes en tanto que su pequeño hijo fue asfixiado, de acuerdo con datos de la autopsia. Toda prueba que la política de ‘abrazos, no balazos’ de AMLO sigue fracasando y que sus órdenes al Ejército, la Marina y la GN de no intervenir, no atacar a los delincuentes, incluso de no defenderse, propician una mayor agresividad sobre éstos.
Al presidente y a su partido debe quedarles claro que no deben pisotear la Ley ni seguir enloqueciendo con actitudes prepotentes como la que asumió en su conferencia matutina del 19 de abril, cuando afirmó que “seguirá insistiendo y presentará una nueva iniciativa de reforma constitucional para que la GN dependa de la Sedena”. El tiempo de AMLO como gobernante está llegando a sus últimos meses y lo único que ha heredado es un país ensangrentado, violento, inseguro y con más pobreza. Ya es hora de detenerlo y enderezar “el timón” de México. Por el momento, querido lector, es todo.