ESTÉNTOR POLÍTICO
En el mundo de las mil maravillas donde vive el Presidente López Obrador, él ha sido el victorioso Gulliver que ha derrotado al gigante (la pandemia). En ese mundo nadie sufre los estragos tan grandes de la pobreza y la miseria. Todos son felices, apoyando la tenacidad del gobierno federal y su lucha contra la corrupción, la bandera número uno, sobre todo y ante todo. En ese mundo donde la ciencia, la economía y la seguridad no importan y pasan a segundo plano, en ese mundo imaginario vive el Presidente de México y sus más fieles colaborades.
En el mundo real, la violencia, el estancamiento económico y las decisiones erráticas han llevado al país a una crisis gravemente irreparable. La enorme desigualdad y la pobreza se hacen más presentes en la sociedad. Datos del Coneval revelan que el número de pobres durante los últimos 10 años, ha crecido de 4.5 a 5.4 millones de personas, lo que se debe, en parte, al aumento en la tasa de población que ha superado a la reducción de la pobreza. Uno de cada 5 mexicanos pasa hambre y con el mismo porcentaje tiene carencias en su vivienda. Todo ello, parte de la informalidad en el trabajo, falta de buenos salarios y el austericidio del Presidente con los recortes presupuestarios, incluyendo al precario sistema de Salud, arrastrado desde hace años y terminado de amolar por la administración actual.
El diario inglés, The Economist, ha realizado estimaciones del crecimiento económico para varios países, en el antes y después de la pandemia. México tenía una estimación del 1.1% en el crecimiento económico, actualmente tiene una estimación del -9.5%, siendo el país más rezagado con una política económica estática, por encima de Argentina que tiene el -6.7% y de Brasil con el -5.5%. Algo muy parecido a la expectativa de crecimiento del Banco de México, que cambió nuevamente para el país, en sólo el 2020; pasando de -7.27% a -8.16%, citando la economía mundial como factor principal de medición. Datos que preocupan y que afectaran a millones de trabajadores.
Durante el primer trimestre del 2020, la tasa porcentual de los trabajos informales era del 52.0% a nivel nacional, 15 estados acumulaban la mayor tasa de informalidad, superando a la tasa nacional; Oaxaca fue el estado con mayor tasa de informalidad con el 73.1% y por abajo los demás estados del sureste y centro de México. Aquí están los “otros datos” de una economía al borde de la recesión extrema.
Mientras la federación se gasta las millonadas en los megaproyectos, los estómagos de miles de familias sufrieran una úlcera por la falta de alimento. El presidente se dice conocedor de la historia, la política y la economía del país, con la que dice guiar su proyecto de nación, pero la pobreza parte en dos a México. El lema “Los pobres primero” cambia a “mis caprichos y mis amigos primero”.
Tenemos a un presidente que no es presidente, él aún sigue en campaña, prometiendo y prometiendo, y después beneficiar sólo a su círculo más cercano. Para él, es más importante dar el banderazo al Tren maya que atender la ola de muertes y contagios; también, exponiendo a gente a las pésimas condiciones climatológicas que azotan al sureste mexicano.
La controversia entre su realidad y nuestra realidad es abismal. Obcecado por su guerra contra los “conservadores” que dice que “están en contra de su régimen” y con Felipe Calderón, se ha olvidado del pueblo. Su retórica para cambiar la realidad sólo demuestra su fallido plan de trasformación que, a año y medio de gobierno, ha generado ya un descontento social. Los 18 programas sociales de gobierno no son lo suficiente viables para mantener a flote a un país que ha sido hundido por su propio gobierno. La austeridad ahorca más a los pobres que a los ricos, y con una economía a la baja nos ira doblemente mal. Existe una alternativa de cambio, esa alternativa la tiene el Movimiento Antorchista Nacional. Por el momento, querido lector, es todo.