ESTÉNTOR POLÍTICO
Miguel Ángel Casique Movimiento Antorchista Nacional @MCasiqueOlivos
Aunque es cierto que la naturaleza cobra sus propias venganzas y casi es imposible controlar los hechos o sucesos generados por ella, también es cierto y está comprobado, -con ejemplos muy claros y concretos de países como China o Rusia; y algunos en nuestro país como en el municipio de Chimalhuacán-, que destinando recursos económicos y haciendo obras hidráulicas de gran tamaño se pueden contener tragedias que la naturaleza genera.
Las inundaciones en Tabasco sí se pudieron haber evitado pero debió haber decisión del gobierno federal y actuar de inmediato; además debió tirar su mirada a futuro y hacer planes hidráulicos y de infraestructura, necesarios ambos para realizar obras que evitaran esas tragedias; hoy, ni una ni otra cosa se ven, más bien presenciamos un gobierno que perjudica y ataca primero a los pobres como el mismo presidente lo «confesó» en el conocido helicóptero.
El saldo en el sureste mexicano no ha sido de 300 mil afectados, quizá ni 500 mil personas, la cifra que nunca llegará a registrarse por parte de la autoridad y que tampoco censarán los Servidores de la Nación podría estar muy cerca del 1 millón de damnificados (algo similar a la tragedia del 2007); familias que habrían perdido sus pocas cosas que tenían en sus hogares, sus mismas casas han sufrido graves daños.
Los campesinos también son un sector que perdieron cosechas y sus casas, la mismísima Secretaría de Agricultura de Tabasco habla de 45 mil hectáreas, con sembradíos de cacao, plátano, caña, y principalmente maíz (con 13 mil hectáreas), que fueron perdidas.
El territorio de la entidad tabasqueña es planicie y por eso puede ser afectado por los desbordamientos de los ríos, algo no reciente ni de fresca memoria para los tabasqueños pues miles de familias han tenido que vivir con esta situación prácticamente desde que nacieron, lo mismo que sus padres y abuelos.
El problema es cíclico y las inundaciones primeras se localizan en el siglo XVI. Imagine usted amigo lector, al menos han pasado 400 años de esas primeras tragedias y aunque ya especialistas han detectado que el problema más grave es cada 10 años sobre todo en las últimas décadas, nada se hace; también se sabe que en los últimos 30 años Tabasco es donde más ha llovido y según la Conagua el año 2020 ha sido el más lluvioso de los últimos cinco.
Si la problemática ya se conoce, ¿por qué entonces no se ha atendido de fondo y se han hecho obras de gran calado para evitar esos desastres?
Quizá no sea por culpa de cada sexenio, esas a las que de todo le echa la culpa AMLO, sino de todos porque no hay un seguimiento a esas obras y los gobiernos sólo actúan bajo presión en su administración; cada vez que sucede una tragedia se anuncian obras pero jamás a largo plazo; y es ya claro que esta administración morenista tampoco lo hará.
Se sabe, con detalle, que desde el 2003 la construcción de la compuerta de El Macayo, referida por López Obrador en su muy criticado sobrevuelo donde dijo que se afectaron a los más pobres, fue anunciada en 2009 con la administración de Felipe Calderón en respuesta a las inundaciones de 2007.
Ahí se invirtieron mil 100 millones de pesos, obra que se concluiría en dos años pero se terminó en cuatro ya con Peña Nieto como presidente (2012-2018); la obra al final se extendió a 11 años porque estaba proyectada desde Vicente Fox que gobernó de los años 2000 a 2006.
Ni el gobierno estatal y menos el federal, que mal dirige López Obrador, están interesados en destinar recursos para obras hidráulicas y menos que se construyan a pasos agigantados.
Y aunque AMLO no le gusta hablar del pasado que estaba mejor, tiene que aceptar que tras las lluvias de 2007 el gobierno de Calderón anunció 7 mil millones de pesos en ayudas para la reconstrucción de Tabasco a través del Fonden, programa que AMLO y las 4T han desaparecido.
Otro dato interesante es que la Comisión Nacional del Agua (Conagua), ya con la administración morenista, pasó de más de 50 mil millones de pesos a menos de 23 mil en este año.
Los tabasqueños se deben dar cuenta que la obra de «Dos Bocas» costará 180 mil millones de pesos y con un 10 por ciento de eso, si hubiera voluntad y una verdadera preocupación por los más pobres y marginados, se podrían hacer obras hidráulicas y evitar tragedias como la que ahora se vive. Sin embargo, nada de eso sucede, AMLO y la 4T, no están destinando y proyectando ni un sólo peso para atender la situación, eso sí, preparan una maquinaria robusta para conseguir, por la vía del engaño y la manipulación, el voto para el 2021.
Desde Tabasco nos ha llegado la noticia que cientos de pueblos y cientos de colonias se está organizando para encabezar un gran movimiento que enarbole la demanda de que «Nunca más se inunde Tabasco» y pronto comenzarán la exigencia ante el gobierno estatal y federal.
Los tabasqueños, tras varios atropellos y olvidos de su autoridad, hoy están dispuestos a no permitir que se les ignore; una alerta, ahora para AMLO y su Cuarta Transformación, porque esa demanda podría tener eco a nivel nacional y hasta internacional.
Por el momento, querido lector, es todo.