Esténtor Político
Desde que el presidente mexicano comenzó el 1 de junio, sus giras por los estados y tras el anuncio de la supuesta “nueva normalidad”, no ha existido un sólo día, que a donde va no hayan salido grupos de mexicanos a protestar y a denunciar la actitud de indiferencia y todas sus arbitrariedades contra la población mexicana.
Lo mismo le critican que en clínicas y hospitales no hay insumos, que más de 12 millones de mexicanos no tienen empleo y como consecuencia que no hay comida para las familias mexicanas; pero también le hacen saber que el tema de la inseguridad es una papa caliente que AMLO ya no aguanta entre sus manos y esto se nota cuando familiares de desaparecidos le han exigido que los escuche y les brinde apoyo y solución.
Ayer, la furia gubernamental morenista ya no se pudo contener y en Cholula, Puebla, en pleno discurso presidencial, AMLO arremetió y calumnió nuevamente a las organizaciones sociales y a varios millones de mexicanos que militan en ellas. El rostro de odio de Obrador lo decía todo; el enojo se le veía en la mirada retadora y amenazante, mientras que sus manos la secundaban.
Tras esa expresión, no propia de un representante de nación, se oían en la misma transmisión presidencial gritos estentóreos de inconformidad; también, en las imágenes de esas protestas había pancartas con leyendas como “AMLO, vete ya”, “exigimos trabajo y apoyo”, “el pueblo de México tiene hambre, está desempleado”, y “80 millones de mexicanos sin alimentos y el gobierno no hace algo”. Ante esto, no le quedó más que atacar y calumniar.
Ya enojado y en su discurso ya muy trillado y que nadie cree; volvió a decir como letanía mal aprendida que “antes el dinero que se destinaba a la gente se entregaba a intermediarios de organizaciones sociales, de organizaciones no gubernamentales, no se entregaba de manera directa…”, “lo que se enviaba a la gente no llegaba o llegaba incompleto, llegaba con moche, con piquete de ojo…”
El que acusa tiene que probar y el mandatario nacional nunca ha podido probarle nada a ninguna organización pero mucho menos a la organización que dirige Aquiles Córdova Morán, que ya tiene cerca de tres millones de mexicanos agremiados entre sus filas, todos mexicanos conscientes y que están dispuestos a encabezar y constituirse en un gran frente nacional para evitar que AMLO tenga el poder absoluta y quiera seguir cometiendo atrocidades encontramos de las masas populares desamparadas.
El ataque iracundo y estólido de López Obrador ya no logra el objetivo deseado; sus arranques de soberbia y autoritarismo, escudándose en la investidura presidencial, lo hunden más y lo llevan directo al bote de la basura de la historia; ahora los mexicanos, antorchistas o no, saben bien que él ya está en campaña para el 2021 y busca, a toda costa, ocultar y dejar atrás otros temas como la pandemia, sus miles de muertos y contagios; busca esconder que la economía de los mexicanos está por los suelos y que millones de personas que no tienen empleo. López Obrador es es enemigo acérrimo de las organizaciones sociales que unen a los ciudadanos para defender sus derechos.
El Presidente morenista sabe que la factura se la van a cobrar en las elecciones próximo año y que posiblemente pierda el Congreso de la Unión; él ya no sabe cómo revertir la situación y entonces usa la represión política, las mentiras, calumnias y las amenazas directas contra quienes considera su adversarios y enemigos políticos. Ayer, en Puebla, AMLO ya no se paseó como de costumbre lo ha hecho en otras entidades, tampoco dio saludos en la calle y se fue como rayo en tempestad en una Suburban negra; ni el polvo se le vio. Bien reza el dicho popular: el miedo no anda en burro. Por el momento, querido lector, es todo.