El gobierno alemán dio marcha atrás y renunció a las nuevas medidas restrictivas que había previsto imponer durante la Semana Santa.
Fue “un error”, dijo la canciller alemana Angela Merkel.
Su gobierno había anunciado el lunes nuevas restricciones en las vacaciones de Pascua, que incluían el cierre de tiendas y oficios religiosos organizados por videoconferencia.
Las críticas no tardaron en llegar, especialmente en los círculos empresariales, que deploraron los cierres de negocios, en un contexto económico ya muy complicado en el país.
“Un error debe llamarse error y, sobre todo, debe corregirse. (…) Sé que esta propuesta ha causado una incertidumbre, lo lamento profundamente y por ello pido perdón a los ciudadanos”, dijo Merkel, cuyo partido retrocede en los sondeos por la gestión de la pandemia.
Según la canciller, el plan tenía «las mejores intenciones» en un momento en que los contagios aumentan en el país, donde ya han muerto más de 75 mil personas de coronavirus, pero no podrá ponerse en práctica correctamente ‘en un periodo tan corto de tiempo’.
La situación sanitaria de Alemania no es una excepción. En otros países europeos, las cifras de contagios vuelven a encender las luces de alarma mientras los ciudadanos pierden ya la cuenta de las restricciones, los confinamientos o las olas de la pandemia.
En Bélgica, el primer ministro Alexander De Croo anunció nuevas medidas este miércoles para ‘superar la tercera ola’ del COVID-19, que incluyen educación a distancia para casi todos y restricciones en comercios no esenciales.