Francisco Monroy López, del Departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia (FMVZ) de la UNAM, precisó que se estima que de 60 a 75% de las enfermedades que aquejan a los seres humanos provienen de los animales, y la cifra va en crecimiento.
Sostuvo que los veterinarios implementan sistemas de reducción de riesgos de contaminación, a fin de que alimentos como leche, huevo, carne o mariscos lleguen a los consumidores libres de contaminantes y no les causen daño; también, acciones preventivas como vacunación y desparasitación para eliminar agentes que pueden transmitirse a las personas.
Monroy López comentó que cada vez se registran más enfermedades humanas que inician a partir del contacto con alguna especie, “como la pandemia que nos tiene en jaque en todo el mundo”.
La lista de padecimientos conocidos como zoonóticos, es decir, transmisibles y comunes a los humanos y animales, es larga y ahí se incluyen algunos como influenza, cólera, tuberculosis, brucelosis, salmonelosis y otras enfermedades parasitarias.
Además, prácticamente todas las que tienen un potencial uso en bioterrorismo: ántrax, listeriosis, tétanos, botulismo, etcétera; y otras bacterianas y virales más recientes como la enfermedad de Lyme, zika y chikungunya, por mencionar algunas.
Consumo de animales pudo desatar el COVID-19
El experto destacó que una pandemia como la actual ocurre porque la humanidad consume alimentos cuestionables.
“Comemos de todo y como sea, incluso animales vivos. En los llamados mercados húmedos -como el de Wuhan, China-, que también existen en México, el consumo es de alto riesgo; no sólo se venden los animales, sino que ahí se les mata, prepara y consume. Esta situación hace evidente la necesidad de establecer medidas para controlar su ingesta. Si la gente va a comer especies animales exóticas, debe hacerlo en condiciones controladas”, destacó el veterinario.
Subrayó la importancia de disminuir riesgos por las pandemias, preguntarnos qué pasó, por qué ocurrió una como la actual, por qué llegó a estos niveles y qué podemos hacer.
Para el experto, más que prohibir se trata de buscar alimentos más seguros desde el punto de vista biológico; contar con buenas prácticas y separar esquemas productivos que generan riqueza porque se agrega valor a un producto. Este tipo de medidas, que no son complejas ni extraordinarias, es hacia donde debemos avanzar. “Todos ganan: el ambiente, los productores, los consumidores y la salud”.