Claudia Sheinbaum rindió protesta ante el Congreso de la Unión y se convirtió en la primera presidenta constitucional de los Estados Unidos Mexicanos.
“Honorable Congreso de la Unión y pueblo de México. Protesto guardar y hacer guardar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y las leyes que de ella emanen, y desempeñar leal y patrióticamente el cargo de presidenta de la República que el pueblo me ha conferido de manera democrática, mirando en todo por el bien y prosperidad de la Unión, y si así no lo hiciere que la nación me lo demande”, dijo Sheinbaum.
Tras la protesta, el presidente saliente Andrés Manuel López Obrador entregó la Banda Presidencial a la presidenta del Congreso de la Unión, Ifigenia Martínez, quien a su vez la depositó en manos de la nueva jefa del Ejecutivo Federal, quien procedió a colocársela, concretando así el acto de transmisión del Poder Ejecutivo Federal.
Después Claudia Sheinbaum invitó a que la llamen presidenta, sí, con ‘a’ al final.
“Hoy sabemos que las mujeres participaron en las grandes hazañas de la historia de México, desde diferentes trincheras y también sabemos que las mujeres podemos ser presidentas y con ello hago una respetuosa invitación a que nombremos presidenta con A al final, al igual que abogada, científica, soldada, bombera, doctora, maestra, ingeniera con A, porque como nos han enseñado, sólo lo que se nombra existe”, apuntó.
Asimismo, dijo que es madre, abuela, científica y mujer de fe. “Y, a partir de hoy, por voluntad del pueblo de México, la presidenta constitucional de los Estados Unidos Mexicanos”.
Recalcó que gobernará para todos y para todas, “y tengan la certeza de que pondré mi conocimiento, mi fuerza, mi historia y mi vida misma al servicio del pueblo y de la patria. Tengo la certeza de que consolidaremos juntas y juntos un México cada día más próspero, libre, democrático, soberano y justo, no les voy a defraudar”.
Sheinbaum recuerda a AMLO
Las primeras palabras de Sheinbaum fueron de agradecimiento a su predecesor, Andrés Manuel López Obrador, el gobernante más popular de historia reciente de México y muchos de cuyos postulados y frases célebres fueron repetidos no sólo por la nueva mandataria, sino coreadas por parte de los diputados oficialistas que la escuchaban.
Si hace seis años López Obrador simbolizaba el cambio y la apuesta por dejar atrás un país marcado por la corrupción y la violencia, poniendo siempre por delante a los más desfavorecidos, su sucesora sostuvo la continuidad tanto en los exitosos programas sociales como en los controvertidos cambios constitucionales que podrían profundizar la militarización del país o poner en peligro el Estado de Derecho o la independencia de la justicia, como dicen sus críticos y muchas organizaciones internacionales.
“Quien crea que la Guardia Nacional estando en la Secretaría de la Defensa es militarización, está totalmente equivocado”, señaló en referencia a uno de esas reformas de la Carta Magna.
“Habrá Estado de derecho” y “más autonomía e independencia” del Poder Judicial, subrayó sobre el polémico cambio a la Carta Magna que hará que todos los jueces sean elegidos por voto popular.
Apuntó que garantizará “todas las libertades” y los derechos humanos. Enfatizó que las inversiones públicas y privadas “estarán seguras en nuestro país” en un intento de apaciguar las intranquilidades en los mercados.
También hizo una larga lista de promesas, desde limitar los precios de la gasolina y los alimentos a ampliar los programas sociales para mujeres, menores y los más desfavorecidos, así como la construcción de viviendas y de más trenes de pasajeros.
Más tarde, en el Zócalo capitalino, la presidenta dio a conocer los 100 compromisos que asumirá durante su administración, entre los que destacan becas para estudiantes, mujeres mayores de 60 años, reformas constitucionales y apoyo a las entidades.