Durante el ciclo escolar 2020-2021, un total de un millón 47 mil 227 alumnos decidieron dejar los salones de clase, reportó la organización Educación con Rumbo.
De acuerdo a cifras de la Secretaría de Educación Pública (SEP), en el ciclo escolar 2020-2021 estaban inscritos 24 millones 597 mil 234 alumnas y alumnos de educación básica, es decir, que abandonaron la escuela el 4.2% de los estudiantes.
Del total de alumnos que decidieron dejar las aulas, 374 mil 261 alumnos eran de escuelas públicas y 770 mil 727 alumnos de colegios particulares.
El mayor porcentaje de deserción de alumnos estuvo en preescolar debido a que, por la edad de los alumnos, se demanda que los padres y madres de familia inviertan una mayor cantidad de tiempo para apoyar a los menores.
Lo anterior merma la eficiencia de los padres y madres para entregar resultados en su trabajo, lo que afecta a su ingreso, situación por la cual decidieron que sus hijos o tutores dejaran los estudios.
“Con lo anterior se pone en evidencia que las autoridades educativas no han generado estrategias para atender esta crisis. Se requieren recursos como equipamiento de conectividad y de capacitación para enfrentar las nuevas maneras de comunicación, seguimiento para estudiantes, docentes y padres de familia”, señaló el organismo.
La pandemia ha puesto a prueba todos los sectores y el educativo no ha sido la excepción.
Pobreza de aprendizaje y educación
Investigadores han señalado que ya se observa la “pobreza de aprendizajes”. El problema no ha terminado, los estudiantes siguen en aulas virtuales.
En este contexto, alumnos de primaria y secundaria presentan graves problemas de comprensión lectora y de bajas capacidades de razonamiento lógico; así como dificultades para profundizar a través de la investigación y de la búsqueda de información en los medios electrónicos.
Por lo anterior, en el marco del día Internacional de la Educación, en México la educación está estancada y con un grave problema de deserción que amenaza ir en aumento.
“Los resultados aún están por verse, no podemos seguir confiando en una inercia que es evidente que guarda silencio para no hacer patente el enorme estrés que están viviendo las maestras y los maestros de México en intentar hacer lo que pueden frente a una situación donde se encuentran solos, apoyados únicamente con la buena voluntad de los padres y el cumplimiento de actividades enviadas por correo electrónico por parte de los alumnos”, concluye Educación con Rumbo.