Vecinos de más de 150 colonias del Valle de México, integrados en el colectivo ciudadano ‘Más Seguridad Aérea, Menos Ruido’ exigieron a las autoridades responsables del espacio aéreo volver a la ruta anterior de entrada y salida al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.
Lo anterior debido al estrés que viven ante la posibilidad de una catástrofe, problemas auditivos y distorsión en las etapas de sueño que generan graves enfermedades.
Además, denunciaron afectaciones a la fauna en zonas que tradicionalmente eran de preservación.
“Nos están matando de a poco, esto es un asunto de salud pública”, expresó Iliana Ramos, quien vive en la colonia Hogar y Redención en la Alcaldía Álvaro Obregón, en lo que han dado en señalar como la Zona Cero, ya que ahí confluyen las dos rutas que llegan o salen por el Norponiente y el sureste de la Ciudad para o desde el AICM.
Señaló que están en el punto más crítico, donde se da el mayor número de decibeles, cercano a los 105, expresó Ramos.
“Pasan sobre nuestra azotea cada 40 segundos o un minuto, que por las barrancas se queda rebotando el sonido y por la continuidad de paso se amplifica. Díganme quién puede vivir así. Es como tener una secadora profesional a un lado de tu oreja, con picos de ruido agresivos para la vida diaria”, apuntó.
Vecinos relatan sus experiencias debido al cambio de ruta aérea
María de la Esperanza Alvarado expresó que, según el Instituto Nacional de Psiquiatría, el ruido en los niveles que están viviendo los vecinos de las zonas afectadas, tienen repercusiones en la maternidad no sólo de los animales, sino también de los seres humanos.
Tere Soria, vecina del norponiente dijo que el corredor afectado es desde Tepoztlán, pasando por:
Milpa Alta, Xochimilco, Tlalpan, Magdalena Contreras, Álvaro Obregón, Cuajimalpa, Miguel Hidalgo y zonas cercanas a los cerros de Naucalpan, Tlalnepantla, Atizapán y otros municipios aledaños.
Lucy Gaubeca añadió que es imposible acostumbrarse a no poder dormir, no poder trabajar y, en ocasiones, a no poder conversar con la familia. “Nos estamos enfermando física y mentalmente. Pedimos piedad y sentido común. Exigimos regresar a cómo estaba”.
Iliana Ramos agregó que para una zona donde ella vive, aislar el ruido con una ventana especial les costaría arriba de 30 mil pesos.