La Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) detalló que sembrar nopal demás de contribuir a la producción de alimentos brindaría servicios ecosistémicos en las zonas agricolas.
La doctora Mariela Hada Fuentes Ponce destacó que un agrosistema de nopal tiene el mismo potencial de captura de carbono (C) que un bosque de pino y encino en la región de Milpa Alta, en la Ciudad de México.
La científica señaló que los suelos rurales tienden a perder carbono orgánico, lo que contribuye en gran medida al aumento de emisiones de dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera.
«El fenómeno de cambio climático intensifica la ocurrencia de lluvias, sequías y heladas por causa –entre otros factores– del incremento en las emanaciones de gases de efecto invernadero, incluido el CO2, cuya fuente principal es la quema de combustibles fósiles», puntualizó la académica del Departamento de Producción Agrícola y Animal de la Unidad Xochimilco.
La fase de pérdida de carbono orgánico ha estado ocurriendo en el país en monocultivos de maíz y en áreas con altos índices de labranza, no obstante, especies perennes –entre ellas el cactus-nopal y el agave– contribuirían al mantenimiento del carbono orgánico total (TOC) en la planta y el suelo.
En el trabajo Cultivo de cactus como una opción para reducir las emisiones de C-CO2 en un suelo con baja fertilidad, un grupo de investigadores comparó los patrones de proyección de CO2 y el TOC en una zona montañosa del centro de México.
La doctora en agronomía por el Colegio de Postgraduados y miembro del Laboratorio de Fisiología de Cultivos de la Universidad expuso que el bosque de pino-encino mostró dispersiones estables de C–CO2 durante todo el año; en los campos de maíz fueron inestables, con varios picos de respiración, mientras que en el caso del nopal hubo un patrón muy cercano de respiración al forestal.
“Por primera vez se evidenció que el carbono orgánico del suelo en zonas sembradas con nopal se acerca a la línea de referencia del terreno de bosque –6 por ciento– y que el cultivado con maíz de manera convencional presentó 50 por ciento de este valor –2 por ciento–”, expuso.
Lo anterior, significa que la cactácea brinda una opción de bajos insumos para reducir la propagación de C–CO2, además de que amplía la captura de C en tierra agrícola con disminución de la fertilidad.
El equilibrio entre producción rural y captura de carbono “sería el gran reto” para el grupo de profesores, que se dedica a diseñar sistemas rurales con el uso de modelos matemáticos para analizar el balance entre factores y procesos que comprende el agrosistema, considerando aspectos económicos, culturales y sociales, es decir, el tiempo que un agricultor invierte, el rendimiento que obtendrá y la cantidad de emanaciones que detona, entre otras variables.
“Si lo que vamos a hacer con los agricultores implica que no haya autosuficiencia alimentaria para la unidad de producción, no será viable, por más captura de carbono que logremos, a menos que hubiera una política pública de subsidio que permitiera estas prácticas y, en ese sentido, el gobierno de la Ciudad de México sí podría otorgar recursos al agrosistema de nopal con mayor planeación», puntualizó.