Combatir la violencia de género continúa como una asignatura pendiente en México y el mundo. Para alcanzar el pleno goce en el ejercicio de los derechos, es necesaria la igualdad y equidad entre hombres y mujeres, afirmó Luis Raúl González Pérez, coordinador del Programa Universitario de Derechos Humanos de la UNAM.
El académico expuso que las normas que tiene México, los tratados internacionales que suscribe y que pueden contener los mejores estándares de respeto a los derechos humanos, no son suficientes sin su materialización plena.
El ex titular de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) remarcó que la violencia de género en los espacios educativos no está desconectada del entorno social. Lo que se vive en las aulas, patios, pasillos y oficinas de una institución educativa es, en parte, consecuencia de la misma violencia que afecta a la sociedad en su conjunto.
“Este fenómeno está profundamente enraizado en las desigualdades de poder y en la asimetría social entre hombres y mujeres, que generan para ellas injusticia social, política económica y patrimonial, y que ponen en una posición de privilegio a los varones. Aunque hay una transformación positiva gradual, queda mucho por hacer, reiteró.
Sostuvo que una institución universitaria que defiende a su comunidad femenina hace efectivo el derecho de ellas a vivir una educación libre de violencia, en paz, en un espacio donde profesores, alumnos y personal administrativo varonil no menosprecien su capacidad intelectual, conocimientos, experiencia y trabajo por el sólo hecho de ser mujeres, y donde reciban un trato digno y respetuoso.
Al respecto, Leticia Cano, directora de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS), comentó que las violencias que vivimos están vinculadas a problemas de carácter estructural. “Es necesario modificar los marcos normativos, las instituciones y narrativas, así como la manera de ser, vivir, actuar, pensar y hablar a la que estamos impuestos histórica, social y culturalmente”.
Resaltó la importancia de ver a las comunidades, situaciones sociales, políticas, culturales y económicas con perspectiva de género. De igual manera, es necesario un trabajo integral con las víctimas y victimarios, porque la sanción por sí sola no resuelve el problema.
“La UNAM se ha provisto de herramientas para tener mejores actuaciones en torno a este problema, pero “es hora de revisar y modificar el estatuto en algunos de sus componentes y delinear una política institucional de género que trabaje en la prevención, igualdad y equidad”, enfatizó.
Por último, Guadalupe Barrena Nájera, titular de la Defensoría de los Derechos Universitarios, subrayó que todos participamos en la construcción de un entorno donde se vive violencia, por lo que es importante que la Defensoría llegue a aquellos lugares donde la gente experimente estas situaciones.