Laurel Hubbard pasará a la historia al ser la primera atleta transgénero elegida para competir en unos Juegos Olímpicos, en Tokyo 2020.
La selección de la levantadora de pesas de Nueva Zelanda se debió a su destacada actuación en la categoría femenil de 87 kilos en el selectivo previo la justa veraniega.
Su clasificación fue posible gracias a que en 2015, el Comité Olímpico Internacional (COI) cambió su reglamento para permitir a atletas transgénero competir como mujeres.
Lo anterior siempre y cuando sus niveles de testosterona (hormona que aumenta la masa muscular) estén por debajo de cierto umbral.
“Estoy agradecida y honrada por la amabilidad y el apoyo que me han brindado tantos neozelandeses”, dijo Hubbard en un comunicado.
La participación de Hubbard en las categorías femeninas generó controversia en 2018.
En ese año, la federación de halterofilia de Australia trató de impedirle competir en los Juegos de la Commonwealth, en Gold Coast.
Sin embargo, los organizadores rechazaron la medida. En mayo, después de que Hubbard clasificara con éxito, la levantadora de pesas belga Anna Vanbellinghen comentó que su participación era ‘una broma de mal gusto’.