La firma RISC -que desde hace 15 años ofrece servicios de consultoría relacionados al reaseguro de ramos técnicos y daños- analizó, con base en la información pública disponible, el incendio en las instalaciones del Metro de la CDMX, suscitado la mañana del sábado 9 de enero, y concluyó que este siniestro que se pudo evitar.
De acuerdo con el análisis interno que entregó a sus socios, y al cual tuvo acceso Mexicanos Contra la Corrupción e Impunidad (MCCI), el siniestro que consumió el edificio de cinco pisos, una planta baja y un sótano, pudo haberse prevenido si las instalaciones hubieran recibido el mantenimiento mínimo y se acataran disposiciones en materia de protección civil.
“Este evento se presta para un debate más detallado sobre eventos catastróficos que con medidas de prevención se pueden evitar sin duda alguna. Asimismo, nos hace luz (sic) sobre muchos aspectos adicionales que nos indican que en este caso el riesgo, desde un punto de vista integral, no estaba controlado, como un barco sin timonel”, expone RISC en el reporte fechado el 12 de enero.
La madrugada del sábado 9 de enero, se reportó un incendio en el sótano de Delicias 67, colonia Centro, predio en el que se ubican las oficinas centrales del Metro. El fuego provocó la muerte de una policía, la destrucción del inmueble donde se encuentra el Puesto Central de Control, que quedó reducido a cenizas, y dejó a la CDMX sin servicio en seis líneas.
Sin mantenimiento
El 21 de enero, 12 días después del incendio, la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, y la directora del Metro, Florencia Serranía ofrecieron una conferencia de prensa en la que rechazaron que no se destinen recursos para el mantenimiento del Metro, y presentaron una lista de mejoras que el servicio ha tenido en los últimos dos años.
Se refirieron a la reducción en las averías de los convoyes, a una disminución del tiempo de espera de los trenes; señalaron que ahora hay menos escaleras eléctricas descompuestas y que se ha tenido una importante reducción de hechos delictivos dentro de las instalaciones.
“No importa lo que se diga, el mantenimiento en el Metro se está dando, es falso que no se está dando. Se está dando más y se está dando mejor”, sostuvo la directora del Metro.
Sin embargo, de las labores de mantenimiento en el “cerebro” del Metro poco se sabe a pesar de que los cinco transformadores que ahí se ubicaban -y que eran los que permitían la operación de la mitad de todo el sistema- han sobrepasado por mucho su vida útil.
En promedio, estas instalaciones tienen una vida útil máxima de entre 25 y 30 años, según el reporte de RISC, pero los que operaban en la sede del Metro ya acumulan 51 años de servicio.
Falta imperdonable
La consultora también destaca que había que preguntarse con qué regularidad se llevó a cabo el análisis de gases disueltos (DGA, por sus siglas en inglés) de los propios transformadores y con ello se podrían conocer los componentes químicos en el aceite con el que operan. No haberlo hecho regularmente, expone RISC, habría sido “una falla imperdonable”.
El documento menciona que como parte de las recomendaciones para disminuir el riesgo de accidentes, este tipo de subestaciones tendrían que localizarse preferentemente en un espacio abierto y fuera de cargas caloríficas; sin embargo, los transformadores del Metro estaban ubicados en el sótano del edificio sede del organismo en donde el fuego comenzó hasta cubrir todo el inmueble.