En entrevista con la periodista Francis Martínez de Canal 6 Tv, Aquiles Córdova Morán, secretario general del Movimiento Antorchista, dio un panorama de la política nacional, abarcando los resultados del sexenio de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y los retos y perspectivas para el gobierno de Claudia Sheinbaum.
Dijo que la prioridad de la presidenta de México debe ser el crecimiento de la economía del país y el incremento de la inversión pública, especialmente si se pretende continuar con la política de transferencias monetarias.
“El presupuesto del país no crece a voluntad de los gobernantes. Tendría ella que dedicarse en serio a impulsar hacia adelante el Producto Interno Bruto (PIB), México necesita crecer, según dicen los especialistas al 6% anual, ya que actualmente estamos en un 0.81%”, apuntó.
Explicó que estos resultados son fruto de que, a diferencia de lo que afirmó el expresidente, la estructura económica de nuestro país no ha sido modificada, ya que el neoliberalismo sigue imperando en la sociedad mexicana. Las políticas de AMLO se basaron en las transferencias monetarias que, según datos oficiales, llegan a 30 millones de personas, pero que no sacan de la pobreza.
“Si vamos a la vida de la gente, nadie puede sentirse rico ni tener una vida asegurada con tres mil pesos de ingresos. Esto es una parte del problema, la otra es que esas transferencias no provienen de un crecimiento de la economía ni de un incremento en la riqueza que produce el país. Diríamos que no es una verdadera redistribución de la riqueza, porque no hay más. Lo que hay es una modificación en el gasto público: se está transfiriendo dinero que antes iba a otras partidas al auxilio de la gente más necesitada. Todo el dinero que se gasta en las transferencias monetarias sale del mismo presupuesto nacional”, aseveró.
Ante ello, detalló que en cuanto al aumento de salarios, los incrementos apenas iniciaron la compensación del gran rezago que tenían en su poder adquisitivo.
Al no basarse en un crecimiento de la economía, esas políticas están sostenidas ‘con alfileres’ y no se pueden ver como una redistribución de la riqueza, sino más bien como que los trabajadores, con salario fijo y seguro, están subsidiando a quienes no tienen un ingreso seguro, mientras que la concentración de la riqueza en unas cuantas manos ha aumentado. Por lo tanto, debe ser prioridad de la nueva administración el crecimiento económico y la inversión en infraestructura pública.
“Se sabe que la infraestructura del país no recibió la inversión suficiente y está en muy malas condiciones y esto tampoco atrae la inversión extranjera, porque los inversionistas no son hermanas de la caridad y exigen buena infraestructura, sobre todo de comunicación, que abarate sus costos de producción. Malas carreteras, falta de vías cortas, de puentes, de adecuación de puertos y aeropuertos, ahuyentan a los inversionistas. Tenemos el caso del aeropuerto de Texcoco, que ha tenido grandes repercusiones negativas en la inversión extranjera y en la economía del país. En su lugar, se construyó el AIFA, que sigue sin utilizarse”, aseveró.
Añadió que la infraestructura social también ha sufrido: los hospitales, el abastecimiento de fármacos, la educación y la vivienda están totalmente destruidos. En estas condiciones es difícil impulsar el crecimiento de la economía.
“Visto globalmente, ese es el problema. Si no logran resolver esto y no se atreven a implementar una reforma fiscal que realmente aumente los ingresos del gobierno, que no siga recayendo en los contribuyentes cautivos, sino que haga cotizar más a los grandes capitales, será muy difícil que se pueda aumentar el presupuesto y continuar con los gastos actuales, más otros que ni siquiera hemos mencionado”, indicó.
Añadió que, en el terreno político, López Obrador intentó demoler el viejo Estado mexicano y concentrar los poderes en el presidente de la República. Sin embargo, dijo que no hay un plan coherente ni completo de lo que se quiere hacer con ese poder. Además, a diferencia de lo dicho en varios discursos del expresidente, México no cuenta con una soberanía plena.
“La economía es la base de todo, y puesto que nuestra economía sigue siendo una economía neoliberal dependiente, que exporta casi el 100% de lo que produce a Estados Unidos, que depende de las inversiones norteamericanas para crecer, que no es capaz de desarrollarse autónomamente y que, además, no ha podido superar el desequilibrio entre salarios y productividad, no podemos hablar de que México sea un país soberano”, precisó.
Remarcó que, para trabajar en este aspecto, México debería mirar a los países que pugnan por un mundo multipolar y por el desarrollo del ‘Sur Global’, proyecto encabezado por Rusia y China.
“Es necesario un nuevo orden mundial, que significa que no tiene que ser un solo país el rico y los demás a su servicio, dejándonos explotar por ellos. Hay que promover un desarrollo generalizado en todos los países del mundo. Pero esto requiere que el imperialismo sea derrotado económicamente, para que los países puedan disponer soberanamente de sus recursos, de sus riquezas naturales, de sus mercados, de su pueblo, de su fuerza laboral y aplicarla de acuerdo con los intereses de cada país”, remarcó.
Para realizar este cambio, tanto a nivel nacional como geopolítico, se necesita, dijo, un proyecto político realmente popular, el cual el Antorchismo se ha propuesto encabezar, mostrando resultados plausibles a 50 años de su fundación.
“Necesitamos ver el país de esta manera y crear un proyecto de nación que ataque los problemas actuales y que tome un rumbo eficaz, bien pensado, bien ensayado y comprobado, para poder superar la situación de México. Ese es el proyecto de Antorcha y pensamos que vamos camino a lograrlo, porque hemos tenido avances, hemos crecido en número y, lo más importante, en conciencia de clase y conciencia política de nuestra gente”, concluyó.