Esténtor Político
Desde este martes 1 de octubre, México tendrá como presidenta a Claudia Sheinbaum Pardo, quien ha afirmado que construirá el segundo piso del proyecto político de la Cuarta Transformación (4T) cimentado en 2018 por el expresidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO).
Sin embargo, son muchos los analistas que aseguran que su mandato inicia en el marco de una economía débil y una crisis social y política que se profundizó en días pasados con la aprobación de la reforma al Poder Judicial.
Resulta difícil encontrar a un ciudadano que desee mala suerte a Sheinbaum en su gestión, porque los mexicanos siempre hemos tenido esperanza en que los mandatarios nacionales superen los grandes problemas de pobreza generalizada, miseria extrema, inseguridad pública, delincuencia organizada y corrupción, que afectan a la mayoría de la población. Pero no creemos, por supuesto, en que sólo porque, ahora, las riendas de la nación sean llevadas por una mujer que obtuvo 36 millones de votos (cifra superior a la de AMLO) podrá resolver fácilmente la crisis social que hoy agobia a gran parte de los mexicanos.
Los últimos días de mandato de AMLO fueron de propaganda, mentiras y chistoretes, en los que incurrieron notoriamente los medios de comunicación; a tal grado que conforme se fue acercando a su toma de protesta –a pesar de los dictados del Palacio Nacional– Sheinbaum fue delineando los ejes centrales de un gobierno diferente; tomando decisiones propias, como ocurrió cuando se negó a confirmar una reunión con el gobernador de Sinaloa –entidad sumergida en la violencia delictiva generada por los cárteles de los Chapitos y los Mayos– o cuando, al responder al embajador estadounidense Ken Salazar, quien criticó la reforma judicial, contestó que siempre habrá diálogo con ese país, pero ‘hay cosas que sólo corresponden a los mexicanos’.
Claudia fue Secretaria de Medio Ambiente en CDMX cuando AMLO era Jefe de Gobierno; después formó parte de su equipo de campaña en las elecciones presidenciales de 2006. En 2018, tras haber retornado a dar clases en la UNAM, volvió a la militancia política para convertirse en la primera mujer en ganar las elecciones en la CDMX, mientras AMLO asumía la presidencia de la República.
A partir de este mes, tendrá que enfrentar una crisis de seguridad pública que ha provocado más de 195 mil homicidios dolosos, debida fundamentalmente al fracaso de la política de ‘abrazos no balazos’ de su maestro y al papel fallido de la Guardia Nacional. Además, deberá enfrentar una deuda pública que, durante la administración de AMLO, alcanzó casi el valor de 50% del Producto Interno Bruto (PIB) –el porcentaje más alto de los últimos 36 años– un déficit fiscal de casi 6% del PIB, debido a las políticas de subsidio y a los programas asistencialistas del gobierno de su mentor.
AMLO dejó a las instituciones y servicios públicos de la federación en una situación precaria e insostenible; Sheinbaum deberá encontrar algún mecanismo financiero para sostener los programas sociales sin aumentar la deuda y sin cobrar más impuestos a las empresas y personas. ¿Cómo hará esto Claudia Sheinbaum, egresada con doctorado en física de la UNAM? Aún no lo sabemos. Tampoco sabemos cómo saltará sobre el “agujero negro” financiero de Petróleos Mexicanos (Pemex), cuya deuda ascenderá a seis mil 800 millones de dólares (mdd) en 2025 y a 10 mil 500 mdd en 2026.
La doctora Sheinbaum deberá revitalizar la economía después del mediocre crecimiento de 0.85% en promedio, registrado a lo largo del sexenio de AMLO, apenas un poco más alto que el 0.6% del gobierno de Miguel de la Madrid y el segundo más bajo desde hace 110 años. En servicios públicos básicos como el de salud, la política morenista quedó muy lejos de la de los panistas Felipe Calderón y Vicente Fox, y abismalmente alejada del sistema de salud de Dinamarca, de cuyo modelo alguna vez fue admirador el exhuésped de Palacio Nacional.
Con respecto a otros servicios públicos fundamentales, entre ellos el educativo, AMLO tampoco pudo aportar la calidad prometida. Lo mismo puede decirse de su relación con otras instituciones, grupos sociales y económicos; con el Poder Judicial, organismos autónomos, organizaciones no gubernamentales, empresarios, medios de comunicación y periodistas, a los que jamás ofreció diálogo terso sino, por el contrario, siempre denostó y despreció. Y ¿qué decir de la relación con Estados Unidos, frente a cuyo gobierno mostró algunas exageradas y mentirosas salidas de tono?
Claudia Sheinbaum inicia su sexenio en medio de una crisis social, económica y política pocas veces vista.
Nadie desea que le vaya mal, pero sus acciones futuras esclarecerán si realmente tiene voluntad y línea política propia o es una tenue calca de AMLO. De ello dependerá que México salga de la crisis en los próximos meses y años.
Por lo pronto, los mexicanos no tienen otro camino que abrir los ojos, notar que la nueva gobernante no es de su clase social y que probablemente la situación empeore; ante lo cual se requerirá un mexicano educado, politizado y organizado para enfrentar las injusticias y atrocidades que se avecinan. Por el momento, querido lector, es todo.