En México, las enfermedades cerebrovasculares son la sexta causa de muerte en el país. Ante este panorama, la Sociedad Mexicana de Medicina de Emergencia (SMME) insiste sobre la relevancia de que las personas sepan identificar los síntomas de enfermedades neurológicas como el infarto cerebral.
La rapidez al momento de atender una emergencia médica como un infarto cerebral hace la diferencia entre la vida y la muerte. Según especialistas, se cuenta con una ventana de 4.5 horas desde la aparición de los primeros síntomas para que la persona sea atendida en un hospital y, así, disminuya la posibilidad de una discapacidad, o bien, que el infarto provoque la muerte del paciente.
“La mejor forma de ayudar a salvar vidas ante un Evento Vascular Cerebral (EVC) o infarto cerebral es educando a la población para que identifique los signos y síntomas y pueda auxiliar a quien lo padece, llevándolo de inmediato al hospital”, señaló Julio Olvera, presidente de la SMME.
Al respecto, explicó que existe un acrónimo para recordar de manera sencilla las principales señales de un infarto cerebral.
“La palabra CAMALEÓN, nos ayuda a recordar: CAra colgada, que puede referirse a una paralización de la mitad del rostro; MAno pesada, es decir un entumecimiento de una de las extremidades del cuerpo; LEngua trabada, la persona normalmente tiene problemas para comunicarse, no puede articular las palabras o pareciera incoherente, y finalmente ÓN, incentivando a ponerse en acciÓN al llamar al 911 y trasladar a la persona al hospital de manera inmediata”, indicó el especialista.
Detección y atención durante un infarto cerebral
Primera hora:
El infarto cerebral es ocasionado por una interrupción del flujo de sangre en el cerebro. Cada minuto que una persona pasa sin ser atendida, mueren alrededor de 1.9 millones de neuronas y se calcula que el cerebro envejece 3.6 años cada hora. Por ello, hay que actuar de inmediato.
Durante los primeros minutos después de la interrupción del flujo de sangre al cerebro las neuronas se ven privadas de oxígeno y nutrientes esenciales. Las células cerebrales comienzan a morir rápidamente por lo que es crucial reconocer los síntomas y llamar a los servicios de emergencia de inmediato.
Los equipos de emergencia deben llegar y realizar una evaluación inicial. Durante este tiempo, se puede realizar un examen físico y pruebas rápidas para sospechar de un EVC o infarto cerebral.
El paciente es transportado al hospital donde le realizan pruebas de imagen, como una tomografía computarizada (TC), para identificar la ubicación y el tipo de EVC. Si se diagnostica un EVC isquémico, se puede administrar un medicamento trombolítico para disolver el coágulo.
Segunda hora:
Una vez administrado el trombolítico, éste comienza a descomponer el coágulo y restablecer el flujo sanguíneo. Para un EVC hemorrágico, se pueden tomar medidas para controlar la hemorragia y reducir la presión en el cerebro.
Tercera a sexta hora:
La monitorización continua en la unidad de cuidados intensivos es vital. Se controlan los signos vitales, y se pueden realizar procedimientos adicionales según la respuesta del paciente al tratamiento inicial. La rehabilitación temprana puede comenzar, dependiendo de la estabilidad del paciente.
Sexta a vigésima cuarta hora:
El paciente puede ser trasladado a una unidad especializada en cuidados post-EVC. Aquí, el enfoque está en prevenir complicaciones secundarias. Cabe recalcar que la recuperación del accidente cerebrovascular es diferente para cada persona y el impacto depende de la zona del cerebro afectada y de la cantidad de tejido dañado.
“Las primeras horas después de un evento cerebrovascular son críticas para la supervivencia y la recuperación. El reconocimiento rápido de los síntomas y la pronta intervención médica pueden salvar vidas y mejorar significativamente los resultados a largo plazo”, dijo Olvera.
Para la SMME la educación y la sensibilización sobre este tipo de emergencias y cómo actuar ante ellas son cruciales. “Debemos tener en claro que existe una responsabilidad compartida. Hacer equipo entre la población en general y especialistas médicos, será lo que nos conduzca a ganar la carrera contra enfermedades repentinas como el infarto cerebral”, puntualizó el director de la sociedad.
Añadió que “es primordial fomentar una cultura de prevención y apoyo, donde todos estén informados y preparados para actuar, protegiendo así la salud y el bienestar de la comunidad, ya que las estadísticas afirman que una de cada cuatro personas puede sufrir un infarto cerebral a lo largo de su vida”.