Desde diciembre del 2019, se han registrado más de 385 millones de casos de COVID-19 en todo el mundo. Muchos de ellos se tratan de reinfecciones, pero ¿qué ocurre con las personas que todavía no han contraído la enfermedad?.
Tras plantearse este cuestionamiento, un grupo de investigadores estudió la respuesta innata de una serie de pacientes, pues sugieren que hay quienes, sin importar que entren en contacto con el virus del SARS-CoV-2, no desarrollan la infección. Lo anterior debido a que cuentan con ‘anticuerpos ancestrales’ que lo impiden.
La investigación a cargo del Hospital San Raffaele de Milán, Italia, junto con académicos de la Universidad de Humanitas, reconoció que la inmunidad innata está conformada por dos elementos que hacen posible su funcionamiento.
Se tratan de los llamados brazo celular y brazo humoral. Precisamente sería la inmunidad humoral la que impediría que las personas contraigan el COVID-19, a través de las colectinas MBL, una clase de moléculas proteicas y humorales.
De acuerdo al estudio, publicado en Nature Inmunology, lo que caracteriza a las moléculas MBL es que se encuentran exclusivamente, en el brazo humoral. Además, los autores las describieron como ‘anteanticuerpos’, pues representan ancestros funcionales de los anticuerpos.
Estos tienen la capacidad de reconocer agentes microbianos (como el Coronavirus), y eliminarlos, mediante distintas estrategias como lo son la aglutinación, neutralización y activación de un mecanismo que termina por destruir al virus.
MBL, molécula con actividad anti-SARS-CoV-2
Esto es posible -según investigaciones previas- gracias a que las MBL se unen a las glicoproteínas de los virus. En el caso específico del COVID-19, las colectinas se pegan a la proteína S, a través de la que el Coronavirus se introduce a las células humanas para contagiarlas después. La potencia de estas moléculas es tal que impide la replicación viral y, con esto, evita que las personas contragian la enfermedad.
“La inmunidad celular innata y las citocinas y quimiocinas relacionadas desempeñan un papel clave en el reconocimiento del SARS-CoV-2, la resistencia antiviral y, en etapas posteriores, la enfermedad grave”, señala el documento firmado por Cecilia Garlanda, Elisa Vincenzi y Alberto Mantovani.
Los especialistas mencionaron que el comportamiento de MBL ya ha sido estudiado en el combate de enfermedades virales como la influenza; el VIH; la hepatitis C; y el virus del herpes; y lamentaron que todavía hay muy poca información con respecto a la forma en que actúan las colectinas frente al COVID-19. Este fue uno de los motivos por lo que llevaron a cabo el estudio que fue publicado el pasado 31 de enero,
Los resultados de este estudio arrojaron que las moléculas MBL, junto con su semejante PTX3, se unen a la envolutura y punta del SARS-CoV-2. Tras su contacto con el vius, los anteanticuerpos produjeron actividad antiviral.
“(Estos) anteanticuerpos desempeñan un papel esencial en la resistencia y la patogénesis de COVID-19, un hallazgo con implicaciones traslacionales”, aseveraron.
Sin embargo, los investigadores también observaron que estos mismos anteanticuerpos, mediante la variante MBL2, generan afectos adversos, tras la activación descontrolada de la inmunidad innata y adaptativa, pues estas reacciones desencadenan “respuestas hiperinflamatorias, que afectan el pulmón y los vasos sanguíneos, contribuyendo al síndrome de dificultad respiratoria aguda, shock y falla multiorgánica”, por lo que su presencia en el sistema inmune de las y los pacientes, está asociada a la manifestación de COVID-19 grave.