Fisiológicamente, el hipo o singulto es un acto reflejo neuronal víscero muscular, mediado por el nervio vago que, como su nombre indica, vaga por todo el cuerpo, y por el nervio frénico que, al contraer el diafragma, produce un freno brusco a la entrada de aire.
Fumar, ingerir bebidas alcohólicas y carbonatadas, el mismo ejercicio, pueden propiciar la aparición del hipo.
También comer de prisa, ya que al tragar aire se produce distensión de la cámara gástrica del estómago, causando en ocasiones tanto eructos como hipo.
Lo padecen más los hombres que las mujeres, cinco por una, y es común en recién nacidos y niños de menos de un año por la aerofagia. Al ser amamantados tragan aire. Puede durarles hasta media hora.
En los adultos se ha llegado a pensar que es un reflejo protector de las vías respiratorias contra el reflujo gastroesofágico.
¿Cómo quitar el hipo?
Hay múltiples maniobras y remedios caseros que se aplican para quitar el hipo: comer hielo, beber agua fría o agua con vinagre, chupar un limón… pero no hay comprobación científica de que sean efectivos.
El único que a ciencia cierta tiene una explicación está asociado con el aumento del dióxido de carbono. Al aguantar una y otra vez la respiración, aumenta ese gas en el tórax y por ende aumenta la presión intro-torácica, que puede ser el mismo estímulo que necesitamos para frenar el hipo.
Como prevención, se recomienda comer despacio y reducir la porción de los alimentos, restringir el consumo de picante, así como evitar bebidas alcohólicas y carbonatadas.
Mientras se diagnostica la causa o se trate de un singulto intratable, el médico puede prescribir algún tratamiento farmacológico. Los medicamentos más prescritos son baclofeno, cloropromazina, lidocaína, carbamazepina, metoclopramida y gabapentina.