El año 2021, en un abrir y cerrar de ojos, se va a terminar y todo indica que lo hará con muchísimos problemas donde los únicos culpables serán, -ya sea de manera directa o por omisión-, la autoridad federal en turno, la Cuarta Transformación, el presidente Andrés Manuel López Obrador y todo su gabinete morenista que se ha limitado a seguir el show político del títere mayor (ni siquiera el dueño) del circo de Palacio Nacional. México seguirá sufriendo las malas decisiones de una política errónea y que está muy lejos de sacar al país de la miseria y la pobreza o de reactivar su economía con miras a ser un país próspero y de progreso.
Lo que hemos visto en tres años de administración de la 4T y casi dos años de la pandemia por el Coronavirus es un gobierno autoritario, soberbio, manipulador y muy mentiroso con prácticamente todos sus gobernados y más con aquellos mexicanos que por alguna razón han tenido que enfrentar los efectos que generan, por ejemplo, los desastres naturales como los huracanes o las intensas lluvias que, aunque ya están por terminar, siguen amenazando a algunas entidades del país.
También el engaño y la demagogia han llegado a millones de mexicanos (cuando se les dice que la vacunación ya casi terminará) que han tenido que llorar al soportar el dolor de perder a un hermano, una madre, un padre o un abuelo porque fueron víctimas del mortal COVID-19, virus que ya cobró la vida, cifras extraoficiales pero ciertas, de cerca de un millón de mexicanos y los números siguen creciendo; tanto, que analistas serios ya han proyectado que al concluir el año habrá al menos otros 200 mil muertos más.
Y… ¿qué decir de la pobreza?, 10 millones más de mexicanos han sido orillados hacia este lastre y peste sociales; ¿qué decir del desempleo?, la población mexicana sigue sin trabajo y hasta el mes de mayo 574 mil personas más se habían sumado, comparando con el mismo mes del 2020, en total había, hasta esa fecha, 2.7 millones de personas desocupadas según el INEGI; ¿y la inseguridad, va bien?, ¡no!, nada de eso, un 75 o 80% de la población mayor de 18 años tienen sensación de inseguridad en su entidad, entre 20 y 25 millones de mexicanos han declarado ser víctimas de un delito, incluso la seguridad, es una de los problemas más importante de los mexicanos, seguido del desempleo y la salud de acuerdo a la Encuesta nacional de victimización y percepción sobre seguridad pública (Envide).
A unos meses de que concluya el año, la atención ha estado en el Congreso de la Unión, con la propuesta del Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación (PPEF 2022) en donde los proyectos insignia de AMLO han sido los ganones y la inmensa reducción de recursos para atender problemas como la salud, el campo mexicano y obras de infraestructura; también la atención ha girado en torno a la personalidad del mandatario nacional, sobre todo porque en sus últimas giras de trabajo se ha mostrado más intolerante y soberbio como se mostró el 3 de octubre cuando afectados por el huracán “Grace” le recriminaron la falta de ayuda a más de dos meses de los desastres y de la pérdida de sus hogares y de su poquísimo patrimonio que habían conquistado durante años.
Un tercer aspecto, y quizá el más importante, es la tensión y atención que existe en la política nacional sobre las decisiones que van tomando los partidos políticos con ‘mayor fuerza política’, el PRI, PAN y PRD, en las reformas (ahora eléctrica) que envía el mandatario López Obrador, incluso las alineaciones y acuerdos políticos que ya se comienzan a tejer para las elecciones del próximo año en seis entidades donde se elegirá gobernador: Oaxaca, Hidalgo, Coahuila, Aguascalientes, Durango y Quintana Roo.
Justo aquí vemos como el PRI que antes del 2018 era la fuerza política con más poder, ahora ha descendido tanto que se ve obligado “a estudiar” muy bien cómo seguirá participando en el Congreso de la Unión, por ejemplo en la discusión de la reforma eléctrica que AMLO envió al Legislativo; hay quienes dicen que de los votos del PRI dependerán esas reformas, que dicho se de paso pretenden control de las entidades en la venta y la generación de electricidad dando fuerza a la CFE y revertir, según, inversiones del sector privado.
¿Qué va a venir en los próximos días, semanas y meses?, ¿qué negociará el PRI con Morena y AMLO a cambio de que deje pasar la reformas en San Lázaro y siga alineándose para el ajedrez electoral del 2022?, ¿acaso ya se le olvidó al tricolor que perdió en este año 8 gubernaturas en coalición con el PAN y PRD? Todo parece que el PRI seguirá hundiéndose por la sencilla razón de que no hay unidad en su interior y, como en antaño, sigue sin tomar en cuenta a las base social, al pueblo, que es el único que podría garantizarle unos cuantos años más de vida; porque México, por culpa de AMLO y Morena y todas las administraciones anteriores, sigue en terapia intensiva y ya no aguanta más. Por el momento, querido lector, es todo.