En tres años de la administración del presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, el Banco del Bienestar ha resultado un verdadero fracaso como proyecto. Hay evidencias de que la mayoría de sus sucursales siguen hasta la fecha sin funcionar, ya sea por falta de condiciones, por falta de personal capacitado o porque hace falta que realmente se cumplan las reglas de operación de negocio financiero.
AMLO busca centralizar la mayor parte de las instituciones con un completo control del Estado sobre ellas, principalmente el control de la 4T; así ocurre con Pemex y la CFE; y con este tipo de bancos prevé instalar dos mil 700 oficinas a lo largo del país para, según, aumentar su presencia de entrega de ayudas sociales.
Como parte de su política de ‘no repartir moches’, el presidente busca la manera de que los flujos de dinero los maneje el gobierno, pero sin la más remota evidencia de transparencia de que tales ayudas sean entregadas a sus respectivos beneficiarios.
Como respuesta de la crisis económica, la SHCP aún no tiene detallado un plan contra la contingencia sanitaria y poder salir de ella. Recordemos que en su tercer informe de gobierno, Obrador presumió la gran cantidad de dinero que llegó a través de las remesas, pese a que eso no es mérito de él. Para muchos, resultó un logro de la 4T, pero para otros no fue así.
Lo que veíamos cuando solo Banco Azteca era el intermediario, lo mismo pasará con los de Bienestar. La 4T (Morena y AMLO) busca ‘generar’ el mayor número de dinero posible para financiar sus proyectos a los cuales les hace falta capital para concluirse antes de que termine la gestión de AMLO.
El pastel de las remesas, es claro, lo quiere Obrador en su Banco del Bienestar una vez que se que cumpla la función como dispersos de fondos para apoyo social (que en muchas comunidades ni siquiera hay); AMLO también dijo que el mentado Banco va aumentar su presencia con más sucursales,¿más sucursales!, pero si una buena parte de ellas están en completo abandono.
El Banco del Bienestar pretende llevar unas dos mil 700 oficinas con servicios financieros básicos a lugares y zonas marginadas y muy remotas del país donde los bancos tradicionales no tienen presencia. AMLO, en realidad, no comprende que desde una red internet, lo bastante robusta que llegue a esos puntos, no es tan sencilla; lo que haría suponer que esa iniciativa podría ser una más de las ocurrencias del mandatario porque conlleva a problemas básicos de logística. Pero el tiempo que todo evidencia, basándose en la realidad, dará el veredicto de esta «nueva propuesta». Por el momento, querido lector, es todo.