Al menos 10% de las personas que sobrevivieron al COVID-19 presentan problemas de pérdida de memoria y de concentración.
También presentan altos niveles de ansiedad, lo que puede estar relacionado con la presencia del SARS-CoV-2 en el cerebro, aseguró Ricardo Hernández Martínez, experto de la Universidad de Duke, en Estados Unidos.
Estudios revelan que cuando el virus ataca el Sistema Nervioso Central tiene la capacidad de adherirse a las células nerviosas y a las neuronas, y ocasiona hemorragias cerebrales.
El doctor en Neurociencias, por el Instituto de Fisiología Celular, recordó que el virus entra al cuerpo a través de nariz, boca, ojos.
Después, se aferra a las células en las vías aéreas que producen una proteína llamada ACE2, a la cual se acopla para invadirlas.
Infecta la célula al fusionar su membrana grasosa con la membrana del hospedero, y una vez dentro libera un fragmento de material genético y se apodera de la maquinaria celular para comenzar la fabricación de millones copias del Coronavirus.
Posteriormente, cuando muere, se propaga hacia otras células.
“Se han hecho asociaciones y se cree que existen dos formas en que el virus llega al cerebro. Una es a través del bulbo olfatorio, en la parte superior de la nariz que está en contacto con ramificaciones de las neuronas.La otra vía es, a través de la sangre que lleva todos los nutrientes al cerebro”, apuntó.
Detalló que estudios en el mundo utilizaron organoides del cerebro, creados a partir de células pluripotentes las cuales tienen la capacidad de producir un organismo completo.
“Lo que se hizo fue infectarlos con el bicho donde se mostró que sí afecta el COVID al cerebro y a las 96 horas ya es evidente el daño a las células, según reportan Eric Song y Ce Zhang, este 2021”, ambos investigadores de la Universidad de Yale, comentó Hernández Martínez.
Las efectaciones en el sistema nervioso dañan el cerebro
En 2020, continuó, este mismo equipo de expertos realizó un estudio en ratones que no producen la proteína ACE2 y cuando se les introdujo en la nariz se encontró el virus en los pulmones.
Pero cuando se les insertó en el corazón afectó el sistema nervioso central, lo que podría explicar la pérdida de olfato y gusto observada en 40 a 60 % de los pacientes con la COVID-19.
Dejó en claro que se desconoce el efecto a largo plazo del SARS-CoV-2 en el cerebro, debido al tiempo que lleva la pandemia.
Aseveró que se cree que a futuro esto podría “llevar a problemas crónicos, perdida de memoria, Alzheimer, problemas neurodegeneración y/o Parkinson, aunque sólo es una hipotesis.