México fracasó en su respuesta a la pandemia y con una “respuesta promedio” hubiera evitado 190 mil muertes, de acuerdo a un informe del Instituto Global de Ciencias de la Salud (USCF, en inglés) de la Universidad de California.
Este documento expone que el Consejo General de Salud quedó relegado y faltó liderazgo; además no hubo comunicación eficiente hacia el público y no se rectificaron errores.
“Estimamos que si México hubiera tenido un desempeño promedio en la pandemia alrededor de 190 mil muertes por todas las causas se habrían evitado’’, afirmaron los expertos.
De acuerdo al documento “La respuesta de México al Covid-19: Estudio de caso”, México tiene “una de las tasas más altas de casos y muertes por COVID-19, a pesar de ocupar los últimos lugares en la aplicación de pruebas”.
Además se observa que México ocupa el cuarto lugar en exceso de mortalidad, después de Perú, Ecuador y Bolivia, con un 43% más de muertes en 2020 que lo registrado en 2018 y 2019.
Por otra parte, acusa que “las deficiencias en el modelo de gestión de emergencias llevaron a una falta de precaución al tratar con un virus desconocido; fallas en la incorporación de evidencia científica relevante y una incapacidad para reconocer errores y corregir la política, ya que las suposiciones iniciales demostraron ser inválidas”.
Autoridades omisas
El informe remarca que las autoridades no cumplieron con sus funciones de rectoría durante la emergencia; y no asumieron la responsabilidad política de coordinar una respuesta nacional coherente y unificada.
“La falta de una comunicación clara, prudente y correcta sobre el nivel real de riesgo y cómo actuar al contraer la enfermedad, ha contribuido al impacto devastador de la pandemia en México. Los líderes no han enviado un mensaje correcto y coherente, ni han reforzado las pautas de salud pública a través de su propio comportamiento”, sostiene el documento.
Los expertos observaron que las autoridades en México no reaccionaron a tiempo ante la situación que se presentaba en Asia y en Europa; y desestimaron desde un inicio la gravedad de la enfermedad.
En cuanto a los recursos, subraya que las políticas de austeridad limitaron las medidas para enfrentar la pandemia.
“México careció de una vigorosa acción gubernamental y un apoyo fiscal efectivo. México se destaca como uno de los países que menos ha gastado en fondos públicos para apoyar la respuesta de salud pública y permitir que la comunidad cumpla con las directivas de salud’’, lanzó el documento.
Excesiva concentración de autoridad
En cuanto al liderazgo, los expertos critican “excesiva concentración de autoridad y capacidad para tomar decisiones sobre la gestión de la pandemia en una sola unidad de gobierno dentro del poder ejecutivo”.
Además, deplora la insuficiente deliberación de dichas decisiones y marginación de los órganos colegiados relevantes responsables de la política sanitaria como el Consejo de Salubridad General; y lamenta que no se sometieron decisiones clave de salud pública a supervisión independiente y consulta de expertos.
Asimismo, considera que no implementaron mecanismos efectivos para la revisión constante de evidencia científica emergente, dados los altos niveles de incertidumbre y para asegurar la adaptación oportuna de la política pública a medida que se tenía conocimiento del virus.
Habla también de “la politización de los aspectos técnicos de la evaluación, planificación e implementación de riesgos, facilitada por falta de autonomía de importantes instituciones de salud y un proceso más amplio de erosión institucional en el aparato burocrático”.
El estudio indica que la pandemia exhibió una gran desigualdad en México, tanto en el acceso a pruebas, atención médica, atención de la enfermedad y la “carga entre regiones y grupos sociales”.
En otras palabras, los casos y muertes “se han concentrado desproporcionalmente en los municipios con mayores niveles de marginación socioeconómica, especialmente en las zonas urbanas.
El informe de la Universidad de California llama a “fortalecer las estrategias de fármaco-vigilancia para recopilar datos confiables y monitorear de cerca la seguridad y eficacia de las vacunas que se administran a la población, especialmente si el lanzamiento se desvía significativamente de las pautas de las agencias de autorización”.