La cantante Flor Silvestre, madre de Pepe Aguilar y viuda de Antonio Aguilar, murió este miércoles 25 de noviembre a los 90 años de edad.
De acuerdo a Televisa Espectáculos, el cansancio detuvo su corazón y se fue de este mundo mientras estaba acompañada por sus hijos y nietos.
Guillermina Jiménez Chabolla, nombre real de la artista, fue operada en el año 2012 luego de que un análisis médico revelara que una mancha en su pulmón derecho podría ser cáncer; mientras que años más tarde fue internada de emergencia en un hospital de Aguascalientes por problemas cardíacos.
Aunque hasta este momento no se ha confirmado lo que sucederá con los restos de la matriarca de la dinastía Aguilar, hace varios años manifestó en una entrevista que ella deseaba ser sepultada junto a su esposo Antonio Aguilar, cuya tumba se encuentra en lo alto de un cerro en El Soyate.
“Mi casa, la adoro, me siento feliz, ya no he vuelto a México (la ciudad) y ya no voy a volver. El tiempo que Dios me tenga aquí, aquí lo quiero pasar lo que me quede de vida; en el cerrito que está ahí, la cripta donde está mi esposo, ahí voy a estar yo con él, juntitos”, dijo en aquella ocasión. Descanse en Paz.
Exitosa carrera
Se le recuerda también por su peculiar y melodiosa voz. Se desarrolló en géneros como el bolero y la ranchera, y entre sus canciones destacan ‘Imposible olvidarte’, ‘Que dios te perdone’, entre otras.
La actriz y cantante debutó en el celuloide cuando tenía 20 años. Por la película ‘Flor Silvestre’, estrenada cuando ella tenía 13 años, Guillermina Jiménez Chagoya eligió el nombre artístico que la acompañaría en su vida.
Su primera aparición en la pantalla grande fue en 1950, luego de que el productor Americo Macini la escuchara en una de su giras y la invitara a hacer su debut en ‘Te besaré en la boca’, a la que seguiría ese mismo año ‘Primero soy mexicano’, dirigida por el también actor Joaquín Pardavé.
En 1952 hizo lo que pocos logran: integrar una trilogía fílmica que comenzó con ‘El lobo solitario’, siguió ‘La justicia del lobo’ y terminó con ‘Vuelve el lobo’. En todas compartiendo créditos con Dagoberto Rodríguez y bajo la realización del uruguayo Vicente Oroná.
Cinco años después fue en un set donde se encontró con el que sería su segundo marido por casi siete décadas: Antonio Aguilar. En ‘Los muertos no hablan’, mientras Toño Aguilar era un vengador enmascarado para defender a los campesinos, ella era la protagonista en busca de justicia.
Más de 70 largometrajes conforman la filmografía de Flor. ‘Triste recuerdo’ fue su última película en 1991.
Flor Silvestre tuvo cinco hijos: Dalia Inés, Marcela Rubiales, Francisco Rubiales, Antonio Aguilar y Pepe Aguilar. Los nietos de Flor Silvestre y Antonio Aguilar forman una nueva generación de artistas, entre ellos Majo Aguilar (hija de Antonio) y Leonardo Aguilar y Ángela Aguilar (hijos de Pepe).