Esténtor Político
No es muy difícil saber lo que pasará en las elecciones federales y locales de 2021, porque el panorama de incertidumbre sanitaria, económica, política y la crispación social con que está finalizando este año permiten prever que la sociedad mexicana se acerca, cada vez más, a la decisión de cobrarle facturas a un gobierno que prometió mucho y ha cumplido poco o nada.
La pandemia no se acaba y las acciones para atacarla no se ven por ningún lado; por el contrario, nos acercamos peligrosamente al millón de contagios y a los 100 mil muertos. El impacto social y económico del COVID-19 ha sido más grave en México que en otros países, a excepción de Brasil y Estados Unidos (EUA), que hasta hace unos días habían registrado ocho millones y medio de contagios y más de 220 mil fallecimientos.
Con la crisis de salud, las economías de las naciones han sufrido recesión y, con ésta, se han intensificado sus problemas de hambre, pobreza, indigencia, desempleo, delincuencia, inseguridad pública y salud. Del decrecimiento económico se sabe cuándo inició, pero no cuándo vaya a terminar, ni cuál será su profundidad. Los ciudadanos viven hoy en la incertidumbre y la preocupación permanentes.
En nuestro país, los gobernantes abandonan a su suerte a los ciudadanos y sus políticas fracasan una y otra vez porque no están bien pensadas; no van al fondo de los problemas que buscan solucionar y, en el mejor de los casos, solo son mejoralitos. Ejemplo de esto es la fallida entrega electrónica de recursos a diversos grupos sociales.
Las obras de “gran impacto” del actual Gobierno Federal son, a su vez, la muestra más clara de la mala concepción que éste tiene de los problemas de la población y de su desconocimiento de los recursos tecnológicos más adecuados para resolverlos. Proyectos como el Tren Maya, la refinería Dos Bocas y el Aeropuerto Felipe Ángeles han sido desaprobados por quienes sí saben de economía y tecnología avanzada.
Las políticas gubernamentales casi no existen, porque sus acciones son muy lentas o desacertadas. El Presidente y su “Cuarta Transformación” (4T) se han quedado muy lejos de cumplir sus promesas de campaña y, en lugar de disminuir la pobreza, la han aumentado al no proteger el empleo formal e informal durante la pandemia y propiciar el desplome de la economía. El gobierno, que aún se jacta de haber captado 30 millones de votos, carece, aún hoy, de los recursos financieros para depositar dinero en las tarjetas de bienestar y otros programas asistencialistas de vocación electorera.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha estimado que solo la economía de China crecerá este año y, aunque lo hará únicamente con el 1.9% del Producto Interno Bruto (PIB); su gobierno otorgó a empresas y trabajadores estímulos fiscales y apoyos financieros para sortear la falta de consumo, permitiendo a las empresas llegar con un crecimiento del 3.2% al segundo trimestre, y se espera que el tercero lo terminen con un cinco por ciento. Para el próximo año, el FMI pronostica que el gigante asiático alcance un alza del 8.2%, mientras México descenderá este año entre ocho y 10%.
Uno de los sucesos más recientes que ha puesto en jaque al Gobierno Federal es la inconformidad generalizada que provocó la desaparición de los 109 fideicomisos, un atraco ordenado desde Palacio Nacional que dejará sin ayuda a mucha gente en áreas de salud, educación, ciencia, deporte y otros programas sociales que solo podían realizarse por esa vía, y cuyo botín en adelante será destinado a fines electorales en 2021.
Para sofocar las protestas sociales contra esta decisión presidencial, los gobiernos morenistas, entre ellos de Claudia Sheinbaum, jefa de gobierno de la Ciudad de México (CDMX) y Adán Augusto López, gobernador de Tabasco, tuvieron que recurrir al uso de la represión policial contra millares de damnificados de las recientes inundaciones generadas por los ciclones.
En Ecatepec, Estado de México (Edomex), el alcalde ordenó un ataque policial violento contra manifestantes solo porque le exigían que cumpliera con sus promesas de campaña. En Oaxaca, los oídos sordos y la inactividad del gobernador están costando la vida de campesinos inocentes. Y en Coahuila e Hidalgo, donde el PRI “se quedó con los triunfos” en las elecciones del domingo 19 de octubre, recién se cumplió un pacto electoral secreto –concertacesión electorera– entre el tricolor y Morena para cogobernar en los próximos años, aunque el partido de AMLO alegará y peleará algunos resultados.
En México, el COVID-19 ha dejado más de 88 mil muertos y 890 mil contagiados; además hubo una contracción histórica del 18.7% del PIB en el segundo trimestre de 2020. Sin embargo, mientras el pueblo sigue llorando a sus muertos y sufriendo la pobreza cada vez más lacerante y asesina, en lo que resta de este año y en los primeros meses de 2021, los partidos y los gobernantes estarán ocupados definiendo candidaturas a diputados locales y federales, presidentes municipales y gobernadores, sin preocuparse en la suerte de los mexicanos. Por el momento, querido lector, es todo.