En México persiste la desaparición forzada, agudizada a partir de 2006, encubierta por impunidad vinculada a la llamada guerra contra el crimen organizado.
Pilar Calveiro Garrido del Colegio de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) afirmó otra alza en 2013.
“Estas revelaron la existencia de 56 mil 453 personas no localizadas, aunque sin proporcionar el estatus de desaparición forzada, una caracterización oscura que tampoco se puede considerar una casualidad”, precisó.
Casi 90 % de los casos ocurrió entre 2006 y 2018 sin conocer el paradero o fallecimiento, lo que evidencia el papel de las autoridades que no cumplen con las acciones correspondientes.
Relación gobierno y desapariciones forzadas
El Observatorio sobre Desapariciones y diversas investigaciones periodísticas refieren que no se trata de sucesos aislados, si no que participan fuerzas de seguridad estatales, municipales y federales.
Tampoco se trata sólo de miembros del crimen organizado, sino de ciudadanos y esto ocurre en distintos estados y municipios, lo que implica que el fenómeno está ligado a las formas del propio orden político y la asociación entre redes criminales y el poder político.
“Tiene que ver con la manera de operar del Estado neoliberal, aparato fragmentado y discontinuo que algunos han llamado capitalismo criminal y con el que actual jefe del Poder Ejecutivo busca romper”, afirmó.
“Si el gobierno logra una nueva forma de organización del poder diferente al neoliberalismo, lo veremos en la desaparición forzada”, añadió.
La académica citó que en la década de 1970 el Estado mexicano perseguía, torturaba y desaparecía a personas por sus vínculos con la guerrilla, como sucedió con Lucio Cabañas y Genaro Vázquez, con la atención centrada en Guerrero, en específico en la zona de Atoyac.
Aunque no existen bases de datos completas de ese momento, se conoce que entonces hubo mil 200 desapariciones, 82% sólo en dicha entidad, y que a partir de la segunda mitad del decenio siguiente se dio una transición hacia las desapariciones forzadas bajo una lógica de violencia asociada al combate al narcotráfico.
Pilar Calveiro Garrido padeció en Argentina la experiencia de haber estado desaparecida durante año y medio, junto con su cuñada y esposo, este último jamás localizado.