Investigadores de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) proponen la reforestación de algunas zonas periurbanas de las alcaldías Iztapalapa, Xochimilco, Tlalpan y Coyoacán.
Identificadas como zonas de alto riesgo en la Ciudad de México, esto servirá como estrategia para evitar escurrimientos e inundaciones recurrentes en 110 colonias habitadas por 570 mil personas en unas 172 mil viviendas.
En lo que va de 2020 se han presentado 32 anegaciones, lo que plantea la urgencia de adelantar ‘procesos de reforestación, captación de lluvia y conservación de servicios ecosistémicos en la capital’, donde entre seis y 78 % de las precipitaciones en las áreas periurbanas escurre hacia las zonas bajas, sostuvieron los doctores Gloria Soto Montes de Oca y Gustavo Cruz Bello.
En el estudio Resiliencia ante inundaciones en CDMX y la relevancia de la infraestructura verde para disminuir el riesgo de desastre, los profesores del Departamento de Ciencias Sociales de la Unidad Cuajimalpa recordaron que es una amenaza latente que va en aumento debido a los efectos crecientes del cambio climático, por lo que son precisas tácticas para aminorar esa vulnerabilidad, considerando que los ecosistemas naturales brindan protección al retener los escurrimientos de agua hacia sitios bajos.
Con el propósito de identificar de manera puntual los tramos que –mediante una intervención de reforestación– reducirían la magnitud de los desbordamientos en el suelo de las cuatro alcaldías citadas, la indagación ha ubicado mil 982 polígonos en una superficie total de nueve mil 810 hectáreas, con mayor potencial de mitigar la problemática si se aplica una estrategia; además de las alcaldías Milpa Alta, Magdalena Contreras, Tláhuac y Cuajimalpa, y el municipio de La Paz, en el Estado de México.
La apuesta es que los espacios definidos sean reforestados con el fin de disminuir un promedio de 139 milímetros anuales en la lámina de escorrentía, es decir, por cada hectárea trabajada habría una baja de mil 390 metros cúbicos por año –un millón 390 mil litros de agua de lluvia– señalaron los académicos de la UAM.
“La UAM ha trabajado con anterioridad el tema y eso nos permitió conocer mejor las características de dichos lugares a nivel nacional, además de que hicimos un estudio sobre los servicios ecosistémicos que proveían los espacios periurbanos para mermar las posibilidades de inundaciones, lo que ayudó a obtener indicadores de la gravedad de los casos y detectar 110 colonias de las cuatro demarcaciones, su densidad poblacional y el grado de marginación, entre otros datos”, dijo la doctora Soto Montes de Oca.
De acuerdo con el estudio –apoyado por la Zurich Foundation– en la Ciudad de México los sucesos del tipo con una intensidad mayor a 30 milímetros en 24 horas son los más frecuentes, mientras aquellos de 70 milímetros en el mismo lapso fueron muy raros en los registros históricos 1959- 1989.
Sin embargo, algunos escenarios del cambio climático indican que los mayores a 60 milímetros en el curso de un día podrían incrementarse en cerca de 150 por ciento, y aquellos superiores a 70 milímetros en 200 por ciento.
“Las superficies con vegetación natural ofrecen una serie de servicios ecosistémicos o medioambientales que tiene que ver con la producción de agua y alimentos; la regulación del ciclo hidrológico, de nutrientes y el clima, así que cuando no tenemos esa cobertura los dejamos de recibir”, dijo el doctor Cruz Bello.
Una forma de recuperarlos es reforestar donde se perdió la cobertura, “de preferencia con especies nativas, y plantar árboles donde no existan”; en particular estas medidas hidrológicas reducen el flujo de escorrentías que vienen de las partes altas, así como el arrastre de suelo, con lo que se abaten costos de desazolve del drenaje.