Muchas son las voces que hablan de la visita del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) a Estados Unidos, la mayoría en sentido negativo, haciendo alusión a que el presidente no debió asistir a la cita con el presidente de la nación más poderosa del planeta, Donald Trump. Muy pocos, o casi nadie, hacen una valoración a fondo o con más análisis de lo que verdaderamente implicaba ir o no ir, y que en realidad ni los que hablan a favor ni los que hablan en contra tienen la razón.
Quien sí lo hizo, el jueves 9 de julio, fue Aquiles Córdova Morán, líder del Movimiento Antorchista, la organización de masas más fuerte y mejor estructurada que existe en México con ya cerca de tres millones de agremiados entre sus filas y que ha podido influir, directa o indirectamente, a unos 15 o 20 millones de mexicanos, esto con la labor social que ha realizado durante 46 años.
Desde su 40 Aniversario, en el año 2014, el antorchismo nacional en un magno evento con lleno total del Estadio Azteca, ha señalado que México requiere ser gobernado por una nueva clase de políticos, que verdaderamente ataque de fondo los problemas del país y que trabaje seriamente para ser una nación poderosa en cuanto a la producción y economía se refiere, para luego distribuir la riqueza, la que ya existe y la nueva, entre todos los mexicanos a través de buen empleo, salarios dignos, en obras y servicios como vivienda, salud, y desde luego, apoyo a la educación para todos los mexicanos.
Durante la visita que López Obrador realizó no se abordaron temas como la inseguridad, el narcotráfico, la migración, el tráfico de drogas; muchos analistas hablan del silencio del presidente Donald Trump, algo muy natural porque para él lo principal son los millones de votos latinos para el mes de noviembre, mes en que son las elecciones gringas; entonces, ni siquiera por error debía lanzarse contra “nuestro” presidente o contra los mexicanos como sí lo ha hecho en otros momentos.
Córdova Morán es de los pocos hombres que tiene México con un basto conocimiento histórico, científico y filosófico, mismo que le permite realizar análisis certeros de lo que sucede en el país con los fenómenos sociales, económicos y políticos. Por ejemplo, con la decisión de AMLO de ir al llamado de Donald Trump aseguró que tanto los partidarios del Presidente que aseguran que es una jugada maestra que el mandatario supo hacer y que es un prueba de su sagacidad, tanto como los que discrepan de la política del gobierno y que dicen se trató de servilismo y que humilló a los mexicanos; la verdad es que de los primeros se desprende que “no es ninguna jugada genial y quienes lo dicen muestran con ello que no piensan, sino que sólo saben adular para sus propios intereses”, y quienes dicen lo contrario “no hacen el esfuerzo por ahondar en la verdadera esencia del fenómeno”.
En su mensaje semanal Aquiles Córdova dijo que el presidente de la República no tenía opción ni le quedaba más que asistir, porque de no hacerlo seguramente hubiera estado en primer lugar la ira visceral del mandatario gringo, que de por sí, esa nación imperialista se dueña del mundo. Si AMLO, haciendo caso a los que hablan negativamente de él en ese tema, no hubieran asistido, un enfrentamiento entre México y Estados Unidos sería lo que habría, un costo muy alto que hubiera resultado peor, no para el gobierno, sino para todos los mexicanos.
A pesar de esa decisión la visita fue innecesaria y no beneficia en nada a México, y sí a los intereses electorales de Donald Trump pues está muy preocupado porque hasta mediados del mes de junio, en una encuesta, el candidato demócrata a la Casa Blanca, Joe Biden, aventajaba por más de 10 puntos; y se sabe que los estadounidenses no están conformes con el manejo que Trump le ha dado a las protestas por la violencia policial y el racismo sistémico. El 62% de los encuestados en Michigan y el 57% en Florida, le dieron calificaciones negativas al presidente en este ámbito.
Qué mexicano o estadounidense no sabe que el presidente de EU ha promovido la construcción del muro para impedir que pasen los mexicanos, o que ha acusado a los habitantes de México de ser narcotraficantes, delincuentes, asesinos y que llegan invadir al país «santo y puro» por la frontera sur de ellos y la expulsión de cerca de un millón de los dreamers, jóvenes que quieren hacer su vida en Estados Unidos.
No hay ninguna duda de que un presidente que está en campaña y a cuatro meses de las elecciones, la presencia de AMLO para México sí es negativa, humillante y utilizada; sin embargo, no había otra opción, y lo que Obrador decidió es la menos mala de las dos decisiones, o enfrentarse con Trump o aceptar la humillación y acudir a la cita.
Lo verdaderamente útil de la visita es recordar que desde hace muchos años no existe una política que no haya hecho más dependiente a México de EUA; y que cada vez más, junto con sus gobernantes, incluido este sexenio de Morena, es menos capaz de resolver y de atender las necesidades y peticiones de los mexicanos humildes que viven dentro del territorio nacional.
La debilidad de la economía del país y su mala producción hizo que México esté de rodillas ante el país potencia a pesar de que la mano de obra nacional es muy eficaz, eficiente y muy valorada en Estados Unidos mientras que en México el obrero labora más de 10 horas y con salarios muy bajos que matan de hambre a él y a su familia.
Asimismo, la concentración de la riqueza es muy alta y eso implica que a la gran mayoría se les deja sin lo necesario para vivir. Nuestro mercado es débil porque los mexicanos no tienen recursos suficientes para comprar, para consumir lo que el país produce; de esto se desprende que al no tener un mercado interno saludable y poderoso, la economía mexicana tiene que volcarse hacia el exterior, que es lo que se ha estado haciendo durante años; lo que se produce en México se tiene que vender a Estados Unidos y eso ata a la economía y a la política del país.
Estamos sometidos al país vecino, el presidente mexicano no puede comportarse con dignidad o independencia, porque eso tendría que brotar de la independencia y del poderío de nuestra economía, algo que no existe. En lugar de indignación, los mexicanos tenemos que razonar y concluir que la visita era inevitable para un México débil y dependiente como el nuestro y de esto es lo que debemos preocuparnos para cambiarlo rápidamente; pero esto sólo será posible con un modelo económico que se proponga elevar la producción y la productividad del país, y por esa vía hacernos un país fuerte económicamente, que refuerce su mercado interno, cree empleos para todos y eleve el salario a los niveles que cada mexicano necesita para vivir como ser humano. Cambiar el modelo económico de nuestra nación sigue siendo la tarea tras visita de López Obrador a Estados Unidos. Por el momento, querido lector, es todo.